martes, diciembre 30, 2008

El funeral por Olga Bejano en Madrid, se celebrará el 15 de enero en San Gabriel de la Dolorosa

El funeral por Olga Bejano en Madrid, se celebrará el 15 de enero en San Gabriel de la Dolorosa a las 20:00 y será oficionado por José Fernández del Cacho, sacerdote amigo de la familia.

La dirección es la siguiente:

San Gabriel de la Dolorosa,
c/ Arte nº 4,

Metro más cercano: Pinar de Chamartin


jueves, diciembre 18, 2008

Olga Bejano ha dado sentido a la vida de muchas personas. Semanario ALBA

“Quiero que sea Dios quien decida cuándo ha llegado mi día y mi hora”,decía a ALBA en marzo de 2007.Y ya lo decidió. Una parada cardiorrespiratoria en la madrugada del 5 de diciembre puso fin amás de 20 años de una enfermedad neuromuscular que paralizó el cuerpo de Olga. Pero la fuerza de su alma ha hecho Historia.

LLEVABA 22 años de inmóvil actividad. Metida en la cama, o sentada en la silla, sin salir de su habitación, removió el alma de todos los que la conocimos. Durante más de dos décadas no pudo hablar, ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda. Ha sido la persona del mundo que más tiempo ha pasado alimentándose y respirando de manera artificial. Padeció casi 200 neumonías y varias decenas de intervenciones quirúrgicas. Y aunque, sin ayuda, no podía ni levantar un párpado, desde su ‘arresto domiciliario’, como ella lo llamaba con heroico sentido del humor, en este tiempo de sufrimiento sacó fuerza y ánimo para ayudar a muchas personas.

Entre tratamiento y tratamiento, escribió cuatro libros. Voz de papel, Alma de color salmón y Los Garabatos de Dios son los tres primeros. Moviendo ligeramente la cadera, con un cuaderno en las piernas y un rotulador entre los dedos, escribía unos garabatos ilegibles en los que su enfermera iba descifrando las letras. Olga murió con los deberes hechos. Tres días antes de morir,estuvo cinco horas trabajando con su enfermera, Livia Dancea, en su último libro: Alas rotas, que verá la luz esta primavera.
No podía mover un músculo, pero su habitación tenía más actividad que el despacho de un ministro. Además de la asistencia médica y los cuidados que requería su enfermedad, dedicaba tiempo a escribir, llamar por teléfono, leer... y, sobre todo, recibir visitas. “Soy un vegetal muy activo”, decía. Por su casa han pasado desde altas personalidades de la política hasta estrellas del deporte o de la canción. Pero, sobre todo,muchos amigos. Su puerta siempre estaba abierta. Así llegó a conocerla, por ejemplo, José Fernández del Cacho, sacerdote pasionista, que fue a visitarla después después de leer su libro. “Esta mujer intentó animar a vivir a Ramón Sampedro. Yo soy testigo de que hubo gente que no encontraba una salida y ella les dio una tonelada de ilusión para vivir. Ha dado sentido a la vida demuchas personas. Empezando por mí, porque cuando estaba un poquillo flojo, me ponía a su lado y te transmitía paz, serenidad, ánimo”,recuerda. Cuenta incluso que el testimonio de vida de Olga salvó del suicidio a dos personas.“Escomo santa Teresita de Lisieux, patrona de las misiones desde un monasterio. Pues ésta, desde el dolor, es increíble que haya movido a tanta gente. Olga ha hecho una gran labor silenciosa, ha sido un foco de Dios”.

Igual que José, llegó Manuela Álamo, una joven informática madrileña, a la vida de Olga: llamando a su puerta, después de leer sus libros. “El día que la conocí,me emocioné y ella en respuestame pegó una patada y le escribió a su enfermera con sus garabatos: ‘¡Manoli, no llores que yo no lloro!’. Así era Olga. Valiente, cariñosa, comprensiva, solidaria, con un fino sentido del humor y sobre todo con una confianza en Dios, como no he visto en nadie. Es difícil de entender la razón de tanto sufrimiento, sólo esa confianza en Dios puede darle sentido. Su testimonio ha ayudado a muchas personas a acercarse más a Él y a no dejarse abatir ante las dificultades, porque ella tenía más que nadie. Seguro que al llegar al cielo, le han puesto la alfombra roja y que si su vida fue muy fértil en la tierra, con las incapacidades que tenía, ahora en la otra vida, con todos los deberes cumplidos, va a ser la caña”.

Lidia González la conoció por motivos de trabajo: “Yo ayudaba a Álex Rosal en los inicios de la editorial LibrosLibres. Pocos días antes de Navidad llamó su enfermera, para saber cómo iba la edición del libro Alma de color salmón. Como todos los autores, Olga tenía mucha prisa en la edición. Me contó que le quedaba poco tiempo y que en cuanto se lo editásemos Dios la llamaría a emprender el vuelo a otra vida. Con la inquietud que me había dejado, llamé a Álex para contarle lo sucedido y le pedí permiso para llevarme el texto y leerlo en Navidades. Olga nos estaba confiando su mensaje, con la esperanza de que lo publicásemos y lo difundiéramos a los cuatro vientos. Ella me enseñó a confiar en Dios y llegué a experimentar que en las situaciones más dolorosas la Virgen siempre está muy cerca”.

Livia Dancea, su enfermera en los últimos meses,cuenta que éste ha sido el año más bonito y más lleno de su vida profesional. “He aprendido muchísimas cosas con Olga. Era admirable, sabía lo que es un sacrificio. Era una luchadora y me ha enseñado a luchar amí también. En mis momentos malos, en cuanto la veía, seme olvidaba todo.Te daba fuerza, un empujón hacia adelante sin decir nada, sólo al ver cómo luchaba”. Livia, que la atendió ya sin vida, cuenta que “cuando murió, estaba como una muñeca de porcelana, parecía que estaba viva, dormida”.


La muerte como luz, paz y amor infinito

En el funeral, al que asistieron multitud de familiares y amigos, el sacerdote apuntó que “en la vida estamos llamados a ser imagen de Dios y Olga fue la imagen de Cristo en la Cruz”. Como ella había pedido, se leyeron fragmentos de sus libros, como éste de Alma de color salmón:
“Descubrí que la muerte no existe: no es otra cosa que nacer a la vida. La muerte es luz, paz, descanso, bienestar y un amor infinito que en esta vida no existe y no se puede explicar”.

“Te recordamos inquieta, terca, incluso revolucionaria; desde tu cama has llegado más lejos que mucha gente con movilidad total”, dijeron sus amigas.

Su madre se dirigió también a sus seres queridos: “Necesitamos mucho de vuestro cariño y vuestro amor para llenar el vacío tan grande que deja esta mujer,mi hija, en nuestras vidas”,dijo.

Como Olga no quería ver tristes a los suyos pidió que terminara con música. Y así fue, a ritmo del Dúo Dinámico, con su canción Resistiré, y de la canción de Natalia, de La Quinta Estación. En Madrid se celebrará otro funeral el jueves 15 de enero a las 20:00h en San Gabriel de la Dolorosa, c/Arte nº 4, en el Pinar de Chamartín. (Se confirmará con seguridad en el blog a primeros de año)

Sonsoles Calavera

lunes, diciembre 15, 2008

Fallece Olga Bejano, un canto a la vida. www.larioja2.com





Admirada y querida, Olga siempre será sinónimo de esperanza, una mensajera de vida.

Olga Bejano, nacida en 1963, sufría una fuerte neumonía desde hacía varios días, complicada con una fiebre muy alta, lo cual precipitó de forma irreversible la parada cardiorrespiratoria que acabó con su vida en la madrugada de este viernes.

Con la edad de 23 años, contrajo una enfermedad neuromuscular que terminó paralizando la práctica totalidad de su cuerpo: durante más de veinte años no pudo hablar ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda. Sin embargo Olga encontró un método para comunicarse con el exterior haciendo unos movimientos con su rodilla que sus distintas enfermeras aprendieron a traducir lentamente al abecedario.

Gracias a este original sistema, Olga había publicado con gran éxito tres libros: 'Voz de papel', 'Alma de color salmón' y 'Los garabatos de Dios', algunos de ellos traducidos y publicados fuera de España, con lo que su autora adquirió relevancia internacional. Su tercera obra es una lúcida reflexión sobre la grandeza y los límites del ser humano, y especialmente sobre la capacidad de superación de las personas. Actualmente se encontraba escribiendo su cuarto libro, titulado 'Alas Rotas'.

"Todos sabemos que lo peor de una enfermedad incurable es el principio y el final. Mi 'sprint' final, por muchos motivos, me está resultando muy difícil, por eso pido oraciones en abundancia. Siempre os estaré agradecida porque habéis sido un estímulo para seguir viviendo al límite de lo imposible", explicó Olga Bejano en su última entrevista.



El funeral por Olga Bejano se celebró el sábado 6 de diciembre a las once de la mañana en la iglesia de Santiago de Logroño. Allí acudieron numerosas personas para darle el último adiós a esta mujer, ejemplo de fortaleza y mensaje de vida para todos

viernes, diciembre 12, 2008

Misión Cumplida. Alfa y Omega


Cuando en 1987 le hicieron una traqueotomía para que pudiera respirar, empezó a comunicarse a través del papel. Cuando ya ni siquiera pudo escribir, se comunicaba con garabatos que hacía con la mano y la pierna, casi inmovilizadas. Así ha vivido Olga Bejano más de veinte años, luchando por una vida digna y por dar esperanza a los demás


Olga Bejano, dictando a su peculiar manera «Aquí estoy de nuevo, pero esta vez traigo hechos los deberes». Eso era lo que Olga Bejano quería decirle a quien la recibiera al otro lado del túnel. Ya había estado en él una vez, en 1987, al comienzo del proceso que la dejó pentapléjica, conectada a un respirador, alimentada con sonda y viendo sólo cuando alguien le levantaba el párpado. Y, el pasado viernes, se fue realmente con los deberes hechos. Apenas tres días antes había terminado de escribir su cuarto libro, Alas rotas, que se unirá a Voz de papel, Alma color salmón y Los garabatos de Dios (todos en LibrosLibres). Pero, además, dejó dos hojas de últimas voluntades, describiendo hasta el último detalle cómo quería que fuera su funeral, con música más propia de una celebración que de una despedida.

Olga estaba orgullosa de haber batido varios récords médicos, entre ellos el de la pentapléjica más longeva. En 1987, le pronosticaron seis meses de vida, y hace medio año los médicos de cuidados paliativos dijeron que no podían hacer más. Después de 200 neumonías, nunca parecía que una más fuera la definitiva. «Ocasiones para fallecer las tengo un día sí y otro también» -dijo en una ocasión-, por lo que afirmaba: «Si sigo aquí es por algo». Sabía que tenía una misión: «Soñé que el Señor me decía que iba a sufrir mucho, pero que mi sufrimiento iba a ser muy fértil. El tiempo le está dando la razón».

Un horario como el del dentista

No se quedó de brazos cruzados. Se quejaba de que sus días eran demasiado cortos y de que su horario parecía el del dentista, pues además de más de tres horas para la higiene, y de todos los demás cuidados que necesitaba, invertía varias horas cada día en contestar correo, recibir a gente, y escribir. Lo hacía todo con garabatos de la mano derecha, movida a pequeños impulsos con la pierna izquierda. Sólo su madre y las enfermeras la entendían. Y con la mano izquierda expresaba, muy a menudo, la risa. También luchaba por las necesidades de las personas que estaban en situaciones parecidas a la suya: «Muchos enfermos dependientes quieren vivir, pero están silenciados por la opinión pública y la presión mediática. Muchos enfermos sufren por no tener una atención digna, centros adecuados, ayudas familiares y económicas. En vez de hablar de muerte digna, se debieran ofrecer ayudas para facilitar la vida digna». También pedía algo mucho más barato y más importante para ellos: la cariñoterapia.

Estaba convencida de que, «si hubiese una vida sin importancia, ninguna sería importante». En su breve correspondencia con Ramón Sampedro, reconoció «que tenía tantas ganas o más que él» de irse, pero le animaba: «¿Por qué en vez de luchar para morir no luchas para vivir? ¿Por qué no luchas por conseguir una vida independiente, personal que te cuide, una silla eléctrica que te lleve de paseo, un ordenador que puedas usar con la voz?» También tuvo que luchar por sí misma. Llevaba cerca de un año sin que los servicios sociales le costearan una enfermera, a pesar de que calculaba que, al estar en casa, le había ahorrado a la Comunidad de La Rioja unos seis millones de euros. Su familia no podía permitirse a alguien las 24 horas del día. Y, sin enfermera, estaba condenada a estar en cama e incomunicada, pues tumbada no podía garabatear. ´

Su relación con Dios como de un enamoramiento: «Me levanto pensando en Él, durante el día pienso en Él y al acostarme, es cuando Él se siente mejor para hacerse oír. En la oración no cuenta lo que nosotros hacemos, sino lo que Dios hace en nosotros». De esa experiencia habló en Los garabatos de Dios, en el que compartía -explicaba en su última entrevista- las «porciones de conocimiento y sabiduría» que «el Señor me ha ido enviando» y que «me han permitido abrir mi mente, madurar y crecer espiritualmente». Pero no dejaba de estar pegada al suelo: reconocía que estaba en el sprint final y que sufría mucho, tanto física como psicológicamente. Se despidió pidiendo oraciones y agradeciendo a sus lectores el estímulo «para seguir viviendo al límite de lo imposible».


Llevó a muchas personas a Dios

La primera vez que uno se acercaba a ella, Olga parecía «un muñeco de cera», explica el padre José Cacho, de Madrid. Pero, «al hablar con ella, veías que tenía una vida muy rica y plena, y que estaba al tanto de todo lo que ocurría a su alrededor», añade el padre José Ignacio Díaz, que el sábado celebró su funeral. Subraya de ella, sobre todo, «ese entusiasmo con el que empezaba cada día a luchar de nuevo por vivir. Tenía una espiritualidad profundísima, hablaba de Dios con tal seguridad, que daba la impresión de que sabía de lo que hablaba, de que tenía una relación muy fuerte y espontánea con Él». El padre Cacho atribuye a esto el efecto que tuvo, en persona o a través de sus libros, en mucha gente que lo necesitaba: «Ha llevado a muchas personas a Dios, porque no se vive así por amor al arte. He sido testigo de cómo cambiaban, al conocerla, personas que no querían seguir viviendo porque no veían sentido a su vida». También don José Ignacio conoció varios testimonios así, algunos de ellos el sábado pasado, en el funeral que presidió.


María Martínez

domingo, diciembre 07, 2008

Más allá de la admiración. Logroño despide a Olga Bejano, escritora y medalla de La Rioja, que falleció el viernes tras 22 años postrada en una cama













La compasión es un sentimiento que a menudo despiertan aquellos cuyas vidas son puestas en situación de extrema dificultad. Pero el caso de Olga Bejano va mucho más allá, ella siempre fue distinta, única. Es algo que se palpa en sólo unos minutos de conversación con cualquiera que la conoció. Absolutamente extraordinarias son la sincera admiración y la gratitud que fluyen en cada mención.
No cabe duda de que Olga trascendió por mucho la prisión de un cuerpo roto, una cama inseparable y la mera compasión. «Irradiaba vida: ibas a su casa y en vez de ayudarla, era ella la que te ayudaba a ti», ilustraba ayer su amiga Estrella Álvarez. En la madrugada del viernes, tras 22 años de castigo padeciendo una enfermedad degenerativa irreversible, su fortísima vitalidad se apagó del todo. Sus familiares y decenas de amigos la despidieron durante el todo el día de ayer en Logroño.

Fue una jornada de emociones y sentimientos encontrados: «Quiero compartir mi alegría y mi dolor; es un día intenso, pero bonito: mi hija ha descansado», dijo su madre, Mari Carmen, muy emocionada durante el funeral.


Últimas voluntades
Olga había planificado su propia despedida, en una nota que dejó con sus últimas voluntades. Entre ellas estaba la iglesia de Santiago para la misa (allí fue bautizado su padre, fallecido hace pocos años). En la ceremonia se leyeron pasajes de su literatura, algún poema, y se escuchó su música preferida, elocuentes piezas como 'Resistiré'. «Te recordamos inquieta, terca, incluso revolucionaria; desde tu cama has llegado más lejos que mucha gente con movilidad total», rezaron sus amigas.
Las puertas de su casa siempre estuvieron abiertas. «Me ha enseñado muchísimas cosas, como vivir una fe y creer en la otra vida; siempre salías animado de estar con ella», recordaba su amigo Alberto Calvo, estudiante universitario que no podía perderse la despedida. «La suya es una lección de valor y esperanza», valoró Fernando Salazar, uno de los médicos que la ha tratado estos años.

El entierro fue en Fuenmayor. No pocos la recuerdan en presente: «Una gran persona, me hace ser más cristiano», dijo Amancio, quien compartió con ella la enfermera que cuidaba a su ser querido. «Ella y su madre, una vida de fortaleza, entrega y amor», concluyó María Jesús.

www.elcorreodigital.com
E. Alcalde. Logroño
Foto: Rafael Lafuente

Muere Olga Bejano, la pentapléjica más longeva del mundo.Dió testimonio de su fe cristiana hasta el final. www.religionenlibertad.com

Olga Bejano, pentapléjica durante más de 20 años, ha fallecido la pasada madrugada a las 5.30 debido a una parada cardiorrespiratoria. La riojana sufría una fuerte neumonía desde hacía varios días, complicada con una fiebre muy alta, lo cual precipitó de forma irreversible la parada cardiorrespiratoria que acabó con su vida, según ha explicado a LibrosLibres la enfermera que la atendió hasta el último día. El año pasado publicó su último libro, "Los Garabatos de Dios", en el que daba testimonio de cómo Dios le había ayudado a lo largo de su enfermedad.

Olga Bejano contrajo en 1987 una enfermedad neuromuscular que terminó paralizando la práctica totalidad de su cuerpo: durante más de 20 años no pudo hablar, ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda.

Sin embargo, encontró un método para comunicarse con el mundo: haciendo unos garabatos aparentemente incomprensibles con los impulsos de su rodilla, que sus distintas enfermeras aprendieron a traducir lentamente al abecedario. Gracias a este original sistema, Olga había publicado con gran éxito tres libros: “Voz de Papel”, “Alma de color salmón” y “Los Garabatos de Dios”, todos ellos editados por LibrosLibres. Su último libro, precisamente, era una lúcida reflexión sobre la grandeza y los límites del ser humano y, especialmente, sobre la capacidad de superación de las personas. Actualmente se encontraba escribiendo su cuarto libro, titulado “Alas Rotas”.

Vivir al límite. “Todos sabemos que lo peor de una enfermedad incurable es el principio y el final. Mi sprint final, por mucho motivos, me está resultando muy difícil, por eso pido oraciones en abundancia. Siempre os estaré agradecida porque habéis sido un estímulo para seguir viviendo al límite de lo imposible.” explicaba Olga Bejano en la última entrevista que concedió.

En los últimos tiempos, Olga había protestado públicamente por una disputa político-administrativa en el Gobierno de la Rioja que le impedía contar con una enfermera todos los días y le obligaba a estar en cama la mayor parte del tiempo. Por ese motivo, la autora había decidido devolver la Medalla de Oro de La Rioja, que le había sido concedida hacía diez años.

Olga y Ramón Sampedro. Olga Bejano comenzó a ser más conocida cuando, hace cuatro años, la película Mar Adentro, protagonizada por Javier Bardem en el papel del pentapléjico Ramón Sampedro, consagró la eutanasia como forma de acabar con el sufrimiento y lo quiso elevar a la categoría de “derecho humano”. Gracias a la película se supo que Olga y Ramón habían mantenido breve correspondencia, hecho que también había contado Olga en su segundo libro, “Alma de color salmón”. En él, la autora relataba: "Ramón me dijo que no podía entender cómo en esas condiciones yo quería seguir viviendo; le respondí que tenía tantas ganas o más que él de irme. Al contrario que él, yo sí era creyente y quería que Dios decidiera cuál era mi día y mi hora, mientras tanto lucharía por conseguir la asistencia que necesito. […] Le propuse, ¿por qué en vez de luchar para morir no luchas para vivir? ¿Por qué no luchas por conseguir una vida independiente, personal que te cuide, una silla eléctrica que te lleve de paseo, un ordenador que puedas usar con la voz? Yo nunca diré sí o no a la eutanasia, daré testimonio con mi vida, los hechos son lo único que cuenta”.

Sara Martin / Rel

Olga Bejano falleció ayer tras una enfermedad que le mantuvo 21 años conectada a una máquina para vivir. La Rioja.com

Olga Bejano, escritora pentapléjica Medalla de Oro de La Rioja en 1998, falleció ayer tras una enfermedad que le mantuvo 21 años conectada a una máquina para vivir

«Soy católica, siempre he creído en Dios, en la existencia del alma y en que cuando uno muere no termina ahí su vida, sino que sigue en otro lugar. Cuando estuve en coma, tuve la suerte de tener la famosa experiencia del ‘túnel’. Transformó mi vida. Desde entonces, no tengo ningún miedo a la muerte, porque sé que cuando uno se va, allí se siente mucho placer y bienestar. Como en esa experiencia pude comprobar lo agradable que es estar allí, me pregunto ¿por qué tuve que volver aquí? Aunque no quería volver, aquí estoy. Está claro que mi hora no había llegado. Todos tenemos un día marcado para nacer y otro para morir, y yo no soy quién para alterar el destino y mucho menos los planes de Dios».

Olga Bejano redactó estas líneas en 1995 para explicar su postura sobre la eutanasia. Ayer, tras 21 años de lucha, Olga Bejano, única mujer galardonada con la Medalla de La Rioja en 1998, atravesaba definitivamente el ‘túnel’.

Mujer, escritora, vital pero profundamente enferma, luchadora por los derechos de los sufrientes, ejemplo ético que prefería que no se le tomase como ejemplo, mente lúcida hasta el final… Olga Bejano ha dejado una profunda huella en todos los que la conocieron.

Su valía humana, y su cabeza envidiablemente ‘amueblada’, le sirvieron para, sin salir de su habitación ni desconectarse de las máquinas que le mantenían con vida, escribir diversos libros con un componente común: ensalzar el valor de la vida. Alma de color salmón, Voz de papel o, el más reciente, Los garabatos de Dios hicieron que su historia y reflexiones llegasen a miles de personas.

Nacida en 1963 y con una brillante carrera como fotógrafa por delante, a los 24 años una enfermedad neuromuscular comenzó a paralizarla hasta dejarla imposibilitada para hablar, escribir, comer y respirar por sí misma. Entonces, los médicos le diagnosticaron seis meses de vida.

Desde ese diagnóstico, esos 21 años de «propina divina», como ella los calificaba, han engrandecido su figura. Gracias a un sistema de comunicación propio y al cuidado de su madre, Mari Carmen, sus hermanos y amigos, Olga pudo vivir con su fuerza característica. Hasta que ayer se cerró el último capítulo de la vida de una mujer luchadora y digna, que hoy recibirá sepultura en Fuenmayor, tras el funeral, a las 11en Santiago.

V. Soto

Fallece a los 45 años Olga Bejano, enferma desde 1987 . El correo digital

A Olga Bejano se le cerró a las cinco de la mañana de ayer la última rendija de su vida. El miércoles cumplió 45 años, 22 de ellos postrada permanentemente. Esta mujer corajuda, enferma desde 1987 debido a una irreversible enfermedad neuromuscular, gestionó la adversidad con apabullante acopio de ánimo. Durante estos largos años se rodeó de un entorno solidario compuesto por gentes cómplices que la miraban y admiraban su entereza. A pesar de su desgracia, nunca se le paró el tiempo, a pesar de la insoportable e inevitable rutina. Era única.

En una entrevista que firmó este periodista con ocasión de la concesión de la Medalla de La Rioja en 1998, resumía telegráficamente así su cotidianeidad: «Mi vida está cronometrada como la agenda del dentista». Y es que sólo el aseo diario le ocupaba unas tres horas y media.

Dos íntimos libros
Familiares y amigos siempre han vivido desviviéndose por Olga, dependiente de un respirador, y autora de dos libros, 'Voz de Papel' y 'Alma de color', textos intimistas creados garabateando un cuaderno que su madre Carmen, o la enfermera a su cargo, descifraban siempre con tino. Leer sus notas, reflexiones, estados de ánimo y apuntes a vuelapluma supone entrar en la mente de un ser que, aunque con cuerpo roto, rezumaba positividad y optimismo. Y hay una constante: siempre sostuvo que Dios y el Más Allá existen.

A pesar de ser privada de la voz, de no poder moverse en su casa e incluso alcanzar en algún momento el estado de coma, no decayó, sino que transfundía energía a los íntimos. A eso se le llama generosidad. Sepa el lector que Bejano estuvo clínicamente muerta durante seis minutos hace 21 años.
Su caso adquirió tanta notoriedad por su fortaleza que el 'El Juli' la visitó en su casa de la logroñesa calle Chile. «Te admiro porque eres luchador desde niño», se hizo entender.
En la tarde de ayer amigos y conocidos acudieron al tanatorio. No demasiados por la rapidez del desenlace. Hoy estarán muchos más en los actos fúnebres, ya que tejió grandes telarañas de afecto.
En una sala podía verse una corona y una cinta con el nombre de Pedro Sanz. Éste habló con la madre de Olga y le transmitió sus condolencias. La fallecida recibió la Medalla de La Rioja en 1998, pero hace unos meses trascendió el deseo familiar de devolver el galardón institucional.

El funeral se celebrará hoy a las 11 de la mañana en la Iglesia de Santiago de Logroño y el entierro en el camposanto de Fuenmayor a las 17 horas, lugar donde está enterrado su padre, fallecido hace pocos años.

Para quienes la conocieron, Olga Bejano era un referente de cómo administrar la vida cuando a uno, inesperadamente, se le astilla. Le ocurrió a ella: antes de la enfermedad era una joven estudiante de Arte y Decoración y que también ejerció la fotografía profesional en Madrid
Siempre recordó con añoranza su etapa capitalina en la sociedad de la prisa. Allí notó los primeros síntomas. Para ella era un tormento subir las escaleras del metro, cargar con las grandes carpetas de fotografías. Despotricaba porque las monjas de la residencia en la que se alojaba no le permitían usar el ascensor. Ya se sabe que el cuerpo es chivato.

Fue la donante más joven de La Rioja. Tenía entonces sólo 17 años. Sus órganos estarán al servicio de quien los necesite.
Seguro que desde ayer Olga estará en su preciado Más Allá.

Un ejemplo de entereza.


Miguel A. Rojo. Logroño

Fallece la riojana Olga Bejano, pentapléjica durante más de 20 años. La Rioja.

La riojana Olga Bejano, pentapléjica desde hace más de 20 años, falleció durante la madrugada de este viernes debido a una parada cardiorrespiratoria, consecuencia de una fuerte neumonía que sufría desde hace varios días. Bejano contrajo en 1987 una enfermedad neuromuscular que terminó paralizando casi todo su cuerpo. Durante más de dos décadas no pudo hablar, ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda.Además, había padecido casi 200 neumonías y varias decenas de intervenciones quirúrgicas.


Sin embargo, Olga encontró un método para comunicarse con el exterior haciendo unos levísimos movimientos, aparentemente incomprensibles, con los impulsos de su rodilla. Sus distintas enfermeras aprendieron a traducir lentamente este singular 'abecedario'. Gracias a este original sistema, la ahora fallecida había publicado tres libros: 'Voz de papel', 'Alma de color salmón' y 'Los Garabatos de Dios'. El último de ellos era una profunda reflexión sobre la grandeza y los límites del ser humano y, especialmente, sobre la capacidad de superación de las personas.
Actualmente se encontraba escribiendo su cuarto libro, titulado 'Alas rotas'.
Profunda creyente, la parapléjica afirmaba en la última entrevista que había concedido que "mi 'sprint' final, por muchos motivos, me está resultando muy difícil, por eso pido oraciones en abundancia". Durante su penosa enfermedad, Olga mantuvo una breve correspondencia con el también pentapléjico Ramón Sampedro, a quien ayudaron a morir. En su segundo libro, Olga relataba que "Ramón me dijo que no podía entender cómo en esas condiciones yo quería seguir viviendo: le respondí que tenía tantas ganas o más que él de irme. Al contrario que él, yo sí era creyente y quería que Dios decidiera cuál era mi día y mi hora".


En los últimos tiempos, Olga Bejano había protestado públicamente por una disputa político-administrativa con el Gobierno de La Rioja, que le impedía contar con una enfermera todos los días y le obligaba a estar en cama la mayor parte del tiempo.
Por eso motivo, decidió devolver la Medalla de Oro de La Rioja que le había sido concedida hace una década.

Olga Bejano, 20 años pentapléjica, muere «con los deberes hechos». Comparaba su relación con Dios con un enamoramiento y vivía sólo para él

MADRID- Ayer viernes murió en Logroño Olga Bejano, escritora pentapléjica que durante dos décadas luchó por la dignidad de los enfermos y escribió sobre su vida cotidiana y espiritual. Su funeral es hoy a las once de la mañana en la Iglesia de Santiago de Logroño.

Olga nació en 1963, la segunda de cuatro hermanos, en una familia de fe fuerte forjada en Cursillos de Cristiandad. A los 23 años, una parada cardíaca la dejó cinco días en coma, del que salió paralizada y casi ciega. Le pronosticaron seis meses de vida, pero ella luchó durante 21 años. No podía moverse, ni hablar. Estaba conectada a un respirador artificial y se alimentaba por sonda. Sólo podía ver unos segundos si alguien le levantaba el párpado derecho. «Oír, sentir y pensar es lo único que puedo hacer solita», explicó. Sufrió 200 neumonías y decenas de intervenciones quirúrgicas. Con su pierna empujaba la mano paralizada para dibujar garabatos o señalar letras en un abecedario, que sus enfermeras anotaban. Escribió cuatro libros, todos en la editorial LibrosLibres. En «Voz de Papel» y «Alma de Color Salmón» reflejó su enfermedad, su fortaleza, su sentido del humor. «Los Garabatos de Dios», publicado en 2008, recogió su vivencia espiritual y religiosa. Allí explica que escribe porque «el Cielo» se lo pidió en sueños. Su cuarto libro está aún por publicar.

Se oponía a la eutanasia y pedía más apoyo a los enfermos: «en vez de hablar de muerte digna, se debieran ofrecer ayudas para facilitar la vida digna». Además de «cariñoterapia», añadía,se requiere «trabajo y dinero y es fácil, cómodo y barato legalizar la eutanasia».

Necesitaba cuatro enfermeras especializadas que se turnasen, algo imposible de pagar con su pensión de 180 euros. Por lo general sólo tenía una o dos, pagadas por la familia. Los cuatro primeros meses de 2008, con el caos de la Ley de Dependencia, se quedó sin enfermeras. Su padre, amigo y confidente, murió en 2004. Su madre se volcaba en ella como podía. «Lleva veinte años sin dormir siete horas seguidas; cada tres horas ha de aspirar mis secreciones, porque no puedo tragar saliva», explicaba Olga. Devolvió el pasado abril la Medalla de Oro de la Rioja al presidente autonómico, Pedro Sanz, como gesto de protesta ante las «palabras bonitas» y «promesas que no se cumplen», porque las ayudas autonómicas y de dependencia no llegaban a ella ni a los otros enfermos. «Calculo que he ahorrado más de seis millones de euros a la Comunidad», denunciaba en una carta abierta a la Prensa. La enfermedad y la oración modelaban su alma, decía ella, como el a nadar contracorriente hace fuerte y sabroso al salmón. Tenía confianza «en Dios, en la Virgen María, en el Espíritu Santo y en mi Ángel de la Guarda». Comparaba su relación con Dios con un enamoramiento: «me levanto pensando en Él, durante el día pienso en Él y al acostarme, cuando más relajada estoy, en la oscuridad y el silencio es cuando Él se siente mejor para hacerse oír». Creía que su esfuerzo era útil: «soñé que el Señor me decía que iba a sufrir mucho, pero que mi sufrimiento iba a ser muy fértil. El tiempo le está dando la razón». Cuando estuvo en coma, tan cerca de morir, sintió que «no existe nada similar para poder hacer una comparación a la luz y el bienestar que allí se sienten». Tenía planes para su muerte: «cuando me vuelva a ver de nuevo en el túnel de luz, le diré a mi guía: Aquí de nuevo estoy, pero esta vez traigo hechos los deberes».

Muere la mujer que intentó que Ramón Sampedro cambiase de idea. El Semanal Digital

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Olga Bejano era pentapléjica, pero había desarrollado un sistema para comunicarse con el que transmitió siempre su voluntad de vivir más allá del dolor y de las dificultades.



No podía hablar ni escribir
Olga Bejano ideó un sistema para mover la mano con el que hacía unos garabatos que su enfermera pudo traducir. Así escribió tres libros y preparaba un cuarto.

La riojana Olga Bejano, nacida en 1963, sufría una fuerte neumonía desde hacía varios días, complicada con una fiebre muy alta, lo cual precipitó de forma irreversible la parada cardiorrespiratoria que acabó con su vida en la madrugada de este viernes.

Olga Bejano contrajo en 1987 una enfermedad neuromuscular que terminó paralizando la práctica totalidad de su cuerpo: durante más de veinte años no pudo hablar ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda.

Sin embargo, encontró un método para comunicarse con el mundo: haciendo unos garabatos aparentemente incomprensibles con los impulsos de su rodilla, que sus distintas enfermeras aprendieron a traducir lentamente al abecedario. Gracias a este original sistema, Olga había publicado con gran éxito tres libros: Voz de papel, Alma de color salmón y Los garabatos de Dios, algunos de ellos traducidos y publicados fuera de España, con lo que su autora adquirió relevancia internacional. Su tercera obra es una lúcida reflexión sobre la grandeza y los límites del ser humano, y especialmente sobre la capacidad de superación de las personas. Actualmente se encontraba escribiendo su cuarto libro, titulado Alas Rotas.

"Todos sabemos que lo peor de una enfermedad incurable es el principio y el final. Mi sprint final, por muchos motivos, me está resultando muy difícil, por eso pido oraciones en abundancia. Siempre os estaré agradecida porque habéis sido un estímulo para seguir viviendo al límite de lo imposible", explicó Olga Bejano en su última entrevista.


Olga y Ramón Sampedro
Olga Bejano comenzó a ser más conocida cuando, hace cuatro años, la película Mar Adentro de Alejandro Amenábar, protagonizada por Javier Bardem en el papel del tetrapléjico Ramón Sampedro, defendió la eutanasia como forma de acabar con el sufrimiento, dentro de una campaña por su legalización. Gracias a la película se supo que Olga y Ramón habían mantenido una breve correspondencia, hecho que también había contado Olga en Alma de color salmón: "Ramón me dijo que no podía entender cómo en esas condiciones yo quería seguir viviendo; le respondí que tenía tantas ganas o más que él de irme. Al contrario que él, yo sí era creyente y quería que Dios decidiera cuál era mi día y mi hora, mientras tanto lucharía por conseguir la asistencia que necesito... Le propuse, ¿por qué en vez de luchar para morir no luchas para vivir? ¿Por qué no luchas por conseguir una vida independiente, personal que te cuide, una silla eléctrica que te lleve de paseo, un ordenador que puedas usar con la voz?".

El funeral por Olga Bejano se celebrará este sábado a las once de la mañana en la iglesia de Santiago de Logroño.

viernes, diciembre 05, 2008

Olga ya está en la Casa del Padre

Queridos amigos de Olga,

Hoy, día 5 de diciembre, ha fallecido nuestra amiga y tenemos un Ángel en el Cielo

Mañana, 6 de diciembre habrá un funeral en la Iglesia de Santiago de Logroño. Será a las 11:00 de la mañana.

Os pido oraciones para ella y su familia.


Un fuerte abrazo

lunes, julio 14, 2008

Dios me ama. Revista Espiritualidad

Cuando tenía diez años, una monja joven de mi colegio me contó un chiste que me hizo mucha gracia y que ahora no me haría ninguna. Dice así: «Estaba un niño en misa cantando El Señor hizo en mí maravillas, gloria al Señor. Al lado había otro niño, que el pobre estaba cojo, manco, cheposo y bizco; y le mira al niño guapo y le dice: Si contigo el Señor hizo maravillas, ¿conmigo qué hizo, experimentos?»
Cuando me contaron ese chiste, era una niña preciosa, altita, delgadita, con una cara muy dulce, una melena rubia oscura y unos ojos grandes verdes preciosos. Por eso, el chiste me hizo gracia.

Ahora soy como el niño feo. Dios ha hecho en mí experimentos, estoy paralizada de la cabeza a los pies, incluida la cara. A esos ojos verdes les tienen que levantar un párpado para poder ver. Con mi boca no puedo hablar ni comer. Mis oídos van perdiendo audición. Todo lo que antes se movía, ahora está quieto. Sólo mi pensamiento va a la velocidad de la luz. Soy como una marioneta que consuelo a todo el que me ve. Unos me dicen: «¡Cuánto te ama el Señor, eres un alma elegida!»; y hay días que lo siento así. Otros me dicen: «¡Pero cómo puedes creer en Dios! Si Dios existiese, no permitiría que un ser humano sufra tanto como tú».

Cuando me quedo a solas, pienso en todas las muestras de amor que el Señor me ha dado y que me sigue dando. Cada una de sus maravillas, entre comillas, ha sido una muestra de amor que me acerca cada día más a su Cruz.

Cuando era un cisne, me pasaba el día viendo mi reflejo y admirando mi belleza. Al hacerme patito feo dejé de mirarme en cualquier cosa que reflejase mi imagen. En ese momento empecé a ver la Cruz, conocí al Señor y sólo a lo que se conoce se quiere.

Al quererlo, entendí cómo Él a mí me quiere.

Olga Bejano

Baraja de amigos

QUERIDA Olga:

Cuesta creer que tu historia es, de verdad, historia y no cuento, novela, película de ciencia ficción: ¡cuesta mucho!

Decir que una mujer de 44 años no puede moverse ni hablar ni alimentarse (a no ser por sonda) y que vive casi ciega y conectada a un respirador artificial parece demasiado, pero aún resulta verosímil. Añadir que ya a sus 23 años sufrió una parada cardiaca que la mantuvo cinco días en coma, o que en dos décadas ha sufrido 200 neumonías, con varias decenas de intervenciones quirúrgicas, y que a pesar de todo mantiene un fino sentido del humor, suena casi a una broma pesada. Pero contar, encima, que escribe y publica libros en esas condiciones parece una fantasía absurda, por no decir una falta elemental de respeto. Como si Olga Bejano confundiera la vida con una sesión de circo practicando el 'más difícil todavía'.

Sin embargo, querida Olga, las realidades patentes se imponen a cualquier duda sin necesidad de argumentaciones o discursos. Tú vives en un lugar geográfico: Logroño, y más concretamente en la calle Chile, número 39, 1º A; naciste en Madrid el 3 de noviembre de 1963, y posees como cualquier ciudadano tu DNI con el que resulta fácil identificarte. Pero ¿podrías decirnos cómo te las arreglas para hacer lo que haces y vivir como vives?

Por fortuna, ya nos lo cuentas con detalle en tus libros-milagro. ¡Tus libros! Primero fue ‘Voz de papel’, porque la otra voz ya estaba perdida; luego, ‘Alma de color salmón’, o sea, un retrato de tu alma tomando como referencia el pez que avanza río arriba saltando contra corriente; ahora nos regalas ‘Los garabatos de Dios’, con un título que lo dice todo para quien conoce tu forma de escribir. A golpe de garabato y abecedario, como afirmas tú misma, “apoyando mi mano paralizada en mi pierna derecha y con impulsos [mínimos] de la pierna muevo la mano”. La enfermera adivina la intención del garabato y, a paso de tortuga cansada, la misma enfermera va escribiendo letra a letra una palabra, luego una frase, una página, un libro.

Esto requiere una ‘especialización’ para la que no sirve cualquiera. Recuerdo el prólogo a tu segundo libro, escrito por el Obispo de Calahorra, don Ramón Búa, que en sus estudios bíblicos tuvo que especializarse en la difícil escritura cuneiforme. Cuenta cómo llegó a leer alguna página plasmada en ladrillos recién amasados con garabatos en forma de palotes y cuñas. Y termina reconociendo humildemente: “No creo que llegase nunca a poder leer e interpretar los garabatos de Olga, por mucha escuela que recibiese al respecto”. Y es que para eso se necesita ser Belinda Bárcenas Ruesgas, Patricia Blanco Torre, Mar Prado Somalo o María Pilar Pérez-Medrano Garrido, dicho así, con nombre y dos apellidos en homenaje a tus heroicas amanuenses.

Iba a preguntarte qué te mueve a escribir y publicar estos libros dada tu situación. Pero ya te has adelantado a responder a mi pregunta, que es la de muchos. En el último libro afirmas que el Cielo te lo pidió en sueños “como quien no quiere la cosa”, añades. Por eso no has necesitado estrujarte las meninges: “De toda mi evolución espiritual he dicho lo que me ha salido del corazón en cada momento, pero queda mucho en mi interior”. Pues, querida Olga, no nos prives de ello.

De una u otra forma, siempre hablas de tu experiencia, una experiencia rica y profunda, porque “oír, sentir y pensar es lo único que puedo hacer solita”. Esto es lo que ha ido produciendo en ti una maduración personal que luego viertes en tus libros. Lo confiesas en una reciente entrevista concedida a la Agencia Zenit y escrita, naturalmente, a tu manera: “El Señor me ha ido enviando a lo largo de estos veinte años porciones de conocimiento y sabiduría. Estos maravillosos regalos, eslabones de una misteriosa cadena, me han permitido abrir mi mente, madurar y crecer espiritualmente. Al principio no era consciente de lo que el Señor estaba haciendo conmigo y, ante la aparición de los regalos divinos, decía lo que casi todos los mortales: ‘¡Qué casualidad, qué coincidencia’. Hasta que, poco a poco, me fui dando cuenta de que todas esas casualidades y coincidencias no eran tales, y que todas, toditas, todas venían del Cielo. El Cielo hace las cosas más grandes de la manera más sencilla y todos sentimos cuándo un sueño es diferente.”

Eso sí, tu espiritualidad es franca, abierta, espontánea, sin el más mínima rastro de artificio. Te preguntan directamente cómo estás y respondes sin elevarte al tercer cielo: “Fatal, físicamente una neumonía cada semana y psicológicamente muy cansada de tanto luchar con la burocracia. Llevamos dos meses sin enfermera y como soy una enferma de UCI, mi madre hace tres turnos ella sola. Estoy encamada todo el día y casi incomunicada”.

Tú eres irrebatible cuando afirmas, por ejemplo: “El sufrimiento y la oración han ido cambiando mi vida y transformando mi escala de valores y actitudes”. O bien: “Desearía gritar [a todos] que valoren su vida, que la sepan vivir sanamente... Que aprendan a ser felices y así podrán hacer felices a los demás. No se puede dar lo que no se tiene”.

Incluso puedes hablar con autoridad sobre un tema tan delicado como la eutanasia. Merece la pena arrancar de ese testimonio unas frases que iluminan la terrible situación que a muchos se les plantea: “Respeto y entiendo a los que se dan por vencidos y no creen en nada; pero yo, cuando llegue al ‘otro lado’, quiero tener la sensación de llevar mis deberes cumplidos. Para mí, todo lo que quita la paz interior no es bueno, y los médicos que han practicado eutanasias creen que hacen bien, pero confiesan sentirse mal. Todo enfermo terminal tiene derecho a una atención digna... esto equivale a trabajo y dinero, y es fácil, cómodo y barato legalizar la eutanasia (...). La mentalidad de que sólo lo biológicamente bueno vale la pena impide conocer grandes realidades humanas...”. Esta última frase merece figurar en negrita en cualquiera de esos libros que tratan sobre los valores.

Dices también: “Todos queremos gozar y ninguno sufrir; pero el sufrimiento y la muerte vienen incluidos en la vida. Soy partidaria de luchar, no de huir (...), por eso lucharé hasta el final.”. ¿Y si alguno pregunta cuál es la última raíz de esta actitud tuya ante la vida? Nunca has eludido la respuesta: “Soy católica, siempre he creído en Dios, en la existencia del alma y en que cuando uno muere no termina ahí su vida”.

Tus libros, Olga, son un testimonio impagable. También, seguro, el que todavía tienes en el telar y aún no ha sido bautizado. Pero, muy especialmente, ese precioso libro que es tu vida.


Ángel Sanz Arribas, cmf
Revista IRIS DE PAZ, mayo-junio, 2008

jueves, mayo 22, 2008

Un canto a la vida,... de COLORES !

Olga Bejano nació el 3 de Noviembre de 1.963,en el seno de una familia de profundas raíces cristianas. Sus padres, Juanma y Mª Carmen, de fe recia y miembros activos del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, transmitieron a sus hijos lo que ellos tenían por la perla preciosa y el tesoro escondido:

su FE

Olga creció junto a sus 3 hermanos, ella es la segunda, y tuvo una infancia feliz. A los 12 años fue operada de una apendicitis; una sencilla operación de la que tardó 8 horas en despertar de la anestesia. Ese fue el comienzo de una grave y desconocida enfermedad. El primer síntoma fue un cambio en su voz y siguió una dificultad para tragar y deglutir los alimentos. El cuello, los brazos y las piernas fueron poco a poco debilitándose. Comenzó un largo peregrinaje por médicos y hospitales, pero la enfermedad parecía no tener un diagnóstico y por lo tanto tampoco había un tratamiento y sin tratamiento tampoco era posible la curación.

A pesar de todo intentó llevar una vida lo más normal posible. Continuó con sus estudios de arte y decoración, especializándose en fotografía obteniendo el título de fotógrafa profesional. Y entre una cosa y otro estudió también puericultura. Sus dos pasiones eran el arte y los niños.

La rama de su vida se truncó definitivamente un domingo, 27 de mayo de 1.987. Tenía 23 años. Ese día sufrió una parada de glotis que le impidió respirar, lo que le ocasionó varias paradas cardiorrespiratorias y entró en un coma profundo. Pasó cinco días entre la vida y la muerte. Milagrosamente Olga salió del coma y su mente no sólo no presentó lesiones graves debido a la falta de oxígeno, sino que es ahora, si cabe, más ágil que antes.

Olga cuenta que en esos días que pasó en coma tuvo una experiencia cercana a la muerte, comúnmente llamada “experiencia del túnel”. Esta experiencia dio a su vida un giro de ciento ochenta grados; su vida sufrió una transformación espiritual y religiosa impresionante. A pesar del gran sufrimiento físico y psicológico que desde entonces ha ido creciendo, fue descubriendo y acercándose a un Dios amor.
Desde hace más de veinte años está paralizada de la cabeza a los pies, no puede hablar, tampoco escribir con letra legible. Se comunica con unos garabatos que logra con un leve movimiento de su mano derecha que consigue gracias a pequeños impulsos que hace con su pierna izquierda. Así traza unos signos ilegibles que sólo entiende la enfermera que está a su lado. Lleva traqueotomía y respira artificialmente con ayuda permanente de una máquina. Se alimenta por medio de una sonda y su visión se reduce a unos segundos cuando alguien le levanta el párpado derecho. Por sí misma sólo puede oír, pensar y sentir. Por si fuera poco a este sufrimiento tuvo que sumar la muerte repentina e inesperada de su padre tras una parada cardiorrespiratoria que sufrió precisamente el día que Olga cumplía 40 años. Así uno de los pilares en los que se sustentaba su vida se fue a la casa del Padre y perdió además de a un padre, a un amigo, cómplice, enfermero y confidente.

Quien piense que una vida así no puede tener sentido comete un gravísimo error. Olga tiene una vida mucho más plena y con mucho más sentido que la de muchos que podemos andar, oír, ver, respirar y comer. Desde su silla de ruedas es capaz de movilizar a medio mundo.

En 21 años ha escrito tres libros. “Voz de papel”, “Alma color salmón” y “Los garabatos de Dios”. Sólo Dios sabe a cuantos de sus lectores ha llenado de esperanza y ha ayudado a vivir. A su habitación llegan gentes de todo el mundo, atraídos por su ejemplo de vida; muchos le piden consejo, consuelo, ayuda, oraciones….

Ha recibido un sin fin de galardones: Riojana del año; Medalla de Oro de La Rioja por su trabajo y esfuerzo. Se le concedió la medalla de la Virgen de la Esperanza, patrona de Logroño y fue nombrada socia honorífica de dicha cofradía.

Olga es todavía una mujer joven, inteligente, testaruda, muy dinámica, totalmente puesta al día, con una gran fe y que consigue lo que se propone.
Desde el confinamiento de su habitación es una luchadora nata por la justicia y por conseguir que enfermos que, como ella, dependen físicamente de otras personas, tengan la atención debida para llevar una vida digna. Para ello no ha dudado en hablar con quien haga falta: políticos, medios de comunicación, médicos de casi todas las especialidades. Ante nadie se ha quedado callada, desde su silencio ha reivindicado todo aquello que considera justo.

Olga no intenta convencer a nadie, sólo da testimonio de vida, pero sin pretenderlo contagia su fe. Junto a ella Carmen, su madre, es otro ejemplo de cómo se puede vivir con alegría y entereza en medio del sufrimiento.
Los que hemos tenido la inmensa fortuna de haber podido visitarla en alguna ocasión, no hemos encontrado un cuadro de dolor y tristeza; todo lo contrario ha sido como zambullirnos en un baño de esperanza, alegría, fortaleza, generosidad y amor, mucho amor.
Por eso Olga Bejano es un canto a la vida
.

Revista Kerygma. Cursillos de Cristiandad

Olga Bejano. Un canto a la vida, de COLORES !



Olga Bejano nació el 3 de Noviembre de 1.963, en el seno de una familia de profundas raíces cristianas. Sus padres, Juanma y Mª Carmen, de fe recia y miembros activos del Movimiento de Cursillos de Cristiandad, transmitieron a sus hijos lo que ellos tenían por la perla preciosa y el tesoro escondido: su fe.
Olga creció junto a sus 3 hermanos, ella es la segunda, y tuvo una infancia feliz. A los 12 años fue operada de una apendicitis; una sencilla operación de la que tardó 8 horas en despertar de la anestesia. Ese fue el comienzo de una grave y desconocida enfermedad. El primer síntoma fue un cambio en su voz y siguió una dificultad para tragar y deglutir los alimentos. El cuello, los brazos y las piernas fueron poco a poco debilitándose. Comenzó un largo peregrinaje por médicos y hospitales, pero la enfermedad parecía no tener un diagnóstico y por lo tanto tampoco había un tratamiento y sin tratamiento tampoco era posible la curación.
A pesar de todo intentó llevar una vida lo más normal posible. Continuó con sus estudios de arte y decoración, especializándose en fotografía obteniendo el título de fotógrafa profesional. Y entre una cosa y otro estudió también puericultura. Sus dos pasiones eran el arte y los niños.
La rama de su vida se truncó definitivamente un domingo, 27 de mayo de 1.987. Tenía 23 años. Ese día sufrió una parada de glotis que le impidió respirar, lo que le ocasionó varias paradas cardiorrespiratorias y entró en un coma profundo. Pasó cinco días entre la vida y la muerte. Milagrosamente Olga salió del coma y su mente no sólo no presentó lesiones graves debido a la falta de oxígeno, sino que es ahora, si cabe, más ágil que antes.
Olga cuenta que en esos días que pasó en coma tuvo una experiencia cercana a la muerte, comúnmente llamada “experiencia del túnel”. Esta experiencia dio a su vida un giro de ciento ochenta grados; su vida sufrió una transformación espiritual y religiosa impresionante. A pesar del gran sufrimiento físico y psicológico que desde entonces ha ido creciendo, fue descubriendo y acercándose a un Dios amor.
Desde hace más de veinte años está paralizada de la cabeza a los pies, no puede hablar, tampoco escribir con letra legible. Se comunica con unos garabatos que logra con un leve movimiento de su mano derecha que consigue gracias a pequeños impulsos que hace con su pierna izquierda. Así traza unos signos ilegibles que sólo entiende la enfermera que está a su lado. Lleva traqueotomía y respira artificialmente con ayuda permanente de una máquina. Se alimenta por medio de una sonda y su visión se reduce a unos segundos cuando alguien le levanta el párpado derecho. Por sí misma sólo puede oír, pensar y sentir. Por si fuera poco a este sufrimiento tuvo que sumar la muerte repentina e inesperada de su padre tras una parada cardiorrespiratoria que sufrió precisamente el día que Olga cumplía 40 años. Así uno de los pilares en los que se sustentaba su vida se fue a la casa del Padre y perdió además de a un padre, a un amigo, cómplice, enfermero y confidente.
Quien piense que una vida así no puede tener sentido comete un gravísimo error. Olga tiene una vida mucho más plena y con mucho más sentido que la de muchos que podemos andar, oír, ver, respirar y comer. Desde su silla de ruedas es capaz de movilizar a medio mundo.
En 21 años ha escrito tres libros. “Voz de papel”, “Alma color salmón” y “Los garabatos de Dios”. Sólo Dios sabe a cuantos de sus lectores ha llenado de esperanza y ha ayudado a vivir. A su habitación llegan gentes de todo el mundo, atraídos por su ejemplo de vida; muchos le piden consejo, consuelo, ayuda, oraciones….
Ha recibido un sin fin de galardones: Riojana del año; Medalla de Oro de La Rioja por su trabajo y esfuerzo. Se le concedió la medalla de la Virgen de la Esperanza, patrona de Logroño y fue nombrada socia honorífica de dicha cofradía.
Olga es todavía una mujer joven, inteligente, testaruda, muy dinámica, totalmente puesta al día, con una gran fe y que consigue lo que se propone.
Desde el confinamiento de su habitación es una luchadora nata por la justicia y por conseguir que enfermos que, como ella, dependen físicamente de otras personas, tengan la atención debida para llevar una vida digna. Para ello no ha dudado en hablar con quien haga falta: políticos, medios de comunicación, médicos de casi todas las especialidades. Ante nadie se ha quedado callada, desde su silencio ha reivindicado todo aquello que considera justo.
Olga no intenta convencer a nadie, sólo da testimonio de vida, pero sin pretenderlo contagia su fe. Junto a ella Carmen, su madre, es otro ejemplo de cómo se puede vivir con alegría y entereza en medio del sufrimiento.
Los que hemos tenido la inmensa fortuna de haber podido visitarla en alguna ocasión, no hemos encontrado un cuadro de dolor y tristeza; todo lo contrario ha sido como zambullirnos en un baño de esperanza, alegría, fortaleza, generosidad y amor, mucho amor. Por eso Olga Bejano es un canto a la vida.

viernes, abril 18, 2008

Ahí te quedas, dependiente

Lleva 33 años encerrada, enferma, en su habitación. Treinta y tres años de "arresto domiciliario" ,como ella lo llama con heroico sentido del humor. Olga Bejano tiene una enfermedad degenerativa parecida a la Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA.
Su mente lúcida, creativa y desbordante de vitalidad está presa de un cuerpo inmóvil, esclava de los tratamientos de la ‘unidad de cuidados intensivos’ en la que se ha convertido su habitación.

Olga es la única mujer galardonada con la medalla de Oro de La Rioja, que recibió en 1998. Pero ahora ha devuelto ese premio. Y es que denuncia así el abandono al que se ha visto sometida y el incumplimiento de las promesas que hizo el presidente Pedro Sanz. “No rechazo el cariño con que se me concedió por parte del pueblo riojano, lo que rechazo es la hipocresía de estos acontecimientos en los que se pronuncian palabras muy bonitas que no se sienten y se hacen promesas que nunca se cumplen”, explica en una carta a Sanz de la que informa el Diario de la Rioja. “Nos dijeron que con la Ley de Dependencia nos iban a dar una ayuda mensual insuficiente y que todavía no ha llegado. Pero lo que enfada a Olga es que se que se haya incumplido lo que nos prometió el Gobierno regional”, explica su madre en declaraciones al diario.

Es dramático, trágico, brutal,que en la sociedad del SPA haya una enferma así, pasando calamidades, sin que a los poderes públicos parezca quitarles el sueño. Es el colmo de la hipocresía que se gasten miles de euros en convencernos de que fumar es malo o de que hay que ponerse el cinturón de seguridad y se abandone a su suerte a una pentapléjica, cuya frágil salud se resquebraja por momentos.

A pesar de todo, Olga no se rinde, y piensa luchar hasta el final, para que se reconozcan, no sus derechos sino, como ella dice, los de “todos los enfermos”.


Entre tu y yo. Sonsoles Calavera. El foro de intereconomía.

Olga Bejano se queda sin enfermera por una disputa político-administrativa del Gobierno de la Rioja y devuelve la Medalla de Oro de la Rioja.

La historia de Olga Bejano es muy conocida. Hace 33 años contrajo una enfermedad degenerativa que le ha dejado pentapléjica. Apenas ve y oye. Sólo se comunica mediante un leve movimiento de su rodilla. Está atada a un respirador artificial y también se alimenta de manera artificial. A pesar de ello, su vida es un testimonio del canto a la vida y de las ganas de vivir.
Tantas que en 1998 el Gobierno de la Rioja (donde vive), le concedió su primera Medalla de Oro. Ahora sin embargo, le ha escrito una carta al presidente de la Rioja, Pedro Sanz, devolviendo la medalla. “No el cariño del pueblo riojano”, pero sí a la “hipocresía” del Gobierno regional. “Medalla de ida y vuelta”, titulaba el diario de La Rioja este domingo.

Resulta que Bejano contaba con una enfermera que le ayudaba en sus movimientos y tareas diarias. La financiaban los servicios sociales. De esta manera ella podía permanecer en su casa sin necesidad de ser hospitalizada. Mejor calidad de vida y un ahorro para las arcas del Gobierno regional. Muchos millones calculados por Olga.

Pero ocurre que entra en vigor la Ley de Dependencia. Bejano lo celebra y pide que se atienda con prioridad a los dependientes “XXL”, como dice ella. Sin embargo, por cuestiones político-administrativas, desde el mes de enero está sin enfermera. Lo cubre la Ley de Dependencia, pero el Gobierno regional está esperando a que el Gobierno central envíe la financiación. En medio se encuentra una enferma que requiere de esa atención inmediata. Antes de que los políticos resuelvan sus problemas. Y cansada de la situación y molesta con la hipocresía, ha decidido devolver la medalla otorgada. Por ella y por todos los enfermos, dice en su carta dirigida a Sanz. Toda una llamada de atención para los políticos que pleitean por competencias y financiación. Hay ciudadanos que no pueden esperar a que arreglen sus problemas.


Por lo breve. www.hispanidad.com

domingo, abril 13, 2008

Medalla de ida y vuelta. La Rioja.

Olga Bejano devuelve al Gobierno regional la Medalla de La Rioja concedida en 1998 al sentirse engañada por las autoridades que le prometieron atención



Olga Bejano, Medalla de Oro de La Rioja en 1998 y única mujer galardonada con esta distinción hasta el momento, ha decidido devolver su premio al Gobierno de La Rioja, que se lo concedió. La decisión parte del abandono al que se cree sometida por parte de las instituciones y a los compromisos que, según su testimonio, ha incumplido el presidente regional, Pedro Sanz.

Bejano asegura que, con la concesión del premio, las autoridades regionales le prometieron el cuidado de dos enfermeras y una auxiliar, aunque la familia renunció a una enfermera y a la auxiliar para hacerse cargo de parte de los turnos.

Sin embargo, señala que desde hace cuatro meses no se cumple ninguna de las promesas. «Por ello quiero comunicarle mi deseo de renunciar a un galardón, muy bello, pero absolutamente inútil. No rechazo el cariño con que se me concedió por parte del pueblo riojano; lo que rechazo es la hipocresía de estos acontecimientos en los que se pronuncian palabras muy bonitas que no se sienten y se hacen promesas que nunca se cumplen», explica Olga Bejano en la carta dirigida a Pedro Sanz. Desde diciembre, cuenta con una enfermera, pagada por la familia, que la atiende, y mañana está previsto que el consejero de Salud, José Ignacio Nieto, se reúna con la madre de la joven para seguir buscando soluciones a las demandas asistenciales que plantea.

Olga sufre una pentaplejia, respira y se alimenta mediante máquinas y se expresa a través de unos garabatos que su actual cuidadora entiende y traduce. Esa comunicación y sus escasos movimientos, los impulsos de su brazo derecho que le sirven para escribir sus 'garabatos' y los aleteos del izquierdo, para expresar risa (que además utiliza muy a menudo), son los que ahora entiende negados por la falta de asistencia, que le obliga a estar postrada en la cama casi la totalidad del día. «Me he sentido incomunicada, inmovilizada y sucia», garabatea Olga en su cuaderno.

Sólo Livia, la enfermera contratada por la familia, acude a asistirla durante cuatro horas cada dos días. «Es imposible encontrar enfermeras que puedan atenderla porque no podemos competir con las condiciones laborales del sistema sanitario», indica su madre, Carmen Domínguez. «Nos dijeron que con la entrada de la Ley de Dependencia nos iban a dar una ayuda mensual insuficiente y que todavía no ha llegado. Pero lo que enfada a Olga es se haya incumplido lo que nos prometió el Gobierno regional», prosigue.

Ahora, cuando Olga parece entrar en la recta final de su enfermedad tras 33 años de sufrimientos, la atención continua de su madre y las ayudas de Livia, su enfermera, cada dos días, son el sustento de esta mujer que se encuentra «en condiciones que indican que soy una enferma de cuidados intensivos, pero estoy en mi casa atendida esencialmente por mi madre y acompañada por familiares y amigos. -«Ha pensado usted alguna vez cuánto dinero he ahorrado a la Comunidad? Yo he hecho mis cálculos y le aseguro que es una cantidad importante, más de seis millones de euros», indica Olga en su carta.

Pero pese al abandono, Olga no piensa dejar de luchar hasta el final para que reconozcan «no mis derechos, sino los de todos los enfermos», concluye.

V. Soto

miércoles, febrero 20, 2008

«Los garabatos de Dios», tercer libro de una mujer pentapléjica. Zenit.org

Lleva más de dos décadas sin poder hablar. Respira a través de un respirador artificial, se alimenta con una sonda, ha sufrido casi 200 neumonías durante este tiempo, varias decenas de intervenciones quirúrgicas... La vida es cada vez menos fácil para Olga Bejano, de 44 año, pero ha decidido continuar «trabajando» y luchando para dar a conocer todo el potencial de sabiduría que lleva dentro.

Después de haber escrito «Voz de Papel» y «Alma de Color Salmón», sale ahora a la luz su última obra, «Los Garabatos de Dios», en la editorial LibrosLibres. Con motivo de su publicación, Olga ha concedido esta entrevista en la que explica los porqués de esta obra, repasa su situación actual y da razones de su esperanza en medio del dolor.


-- Lo primero, lo que todos quieren saber, la pregunta que siempre surge en los foros... ¿Cómo estás?
-- OB: Fatal, físicamente una neumonía cada semana y psicológicamente muy cansada de tanto luchar con la burocracia. Llevamos dos meses sin enfermera y como soy una enferma de U.C.I., mi madre hace tres turnos ella sola. Estoy encamada todo el día y casi incomunicada.

--En segundo lugar, enhorabuena por tu tercer libro, y por todo el esfuerzo que ha supuesto. Dices en tu libro que el Cielo te pidió «en sueños, como quien no quiere la cosa», que escribieras otro libro. ¿Cómo fue?
--OB: En este libro explico cómo el Señor me ha ido enviando a lo largo de estos veinte años porciones de conocimiento y sabiduría. Estos maravillosos regalos, eslabones de una misteriosa cadena, me han permitido abrir mi mente, madurar y crecer espiritualmente. Al principio no era consciente de lo que el Señor estaba haciendo conmigo y, ante la aparición de los regalos divinos, decía lo que casi todos los mortales: «¡Qué casualidad, qué coincidencia!». Hasta que, poco a poco, me fui dando cuenta de que todas esas casualidades y coincidencias no eran tales, y que todas, toditas, todas venían del Cielo. El Cielo hace las cosas más grandes de la manera más sencilla y todos sentimos cuándo un sueño es diferente.

--¿No quedaba suficientemente reflejada la importancia que la religión tiene en tu vida en los otros dos libros? ¿Por qué añadir más?
--OB: ¡Ni muchísimo menos! De toda mi evolución espiritual y religiosa he dicho lo que me ha salido del corazón en cada momento, pero queda mucho en mi interior.

--Ahora ya, por fin, ¿tienes los deberes cumplidos?
--OB: Eso sólo Dios lo sabe, aunque a mí trabajo no me falta, pero lo más importante ya lo he hecho y lo he comprendido.

--¿La relación con Dios que tienes ahora ha sido un regalo de tu enfermedad, o más bien de tu experiencia cercana a la muerte?
--OB: Las dos cosas van unidas. Para mí la enfermedad no es ningún regalo. Los seres humanos somos materia y alma. La materia se puede deteriorar por muchas circunstancias y si uno acepta la situación de forma positiva, puede ser una oportunidad para madurar y crecer como persona humana y espiritualmente. Dios me da otro tipo de regalos poniendo en mi vida un equipo médico de cuidados paliativos fabuloso, un montón de amigos que siempre están cuando los necesito, mi familia, vosotros los lectores, etc.

--¿Deseas decir algo a tantas personas que alrededor del mundo te conocen, te quieren y rezan por ti cada día, aunque nunca te han visto personalmente?
--OB: Desearía gritar que valoren su vida, que la sepan vivir sanamente, que vivan en paz y que sepan ser felices con lo que son y con lo que tienen. Que aprendan a ser felices y así podrán hacer felices a los demás. No se puede dar lo que no se tiene.

--¿Cómo te gustaría terminar esta entrevista?
--OB: Todos sabemos que lo peor de una enfermedad incurable es el principio y el final. Mi «sprint» final, por muchos motivos, me está resultando muy difícil, por eso pido oraciones en abundancia y a mis lectores siempre os estaré agradecida porque habéis sido un estímulo para seguir viviendo al límite de lo imposible.


Este es el enlace para ver un video en youtube sobre Olga.




Sara Martín

sábado, febrero 02, 2008

A Olga Bejano. La mujer más bella de España

Una sufrida mujer, en actitud de oración,
acompaña a Jesús rogando en Getsemaní
y en las angustiosas sombras, preludio de redención,
sus lágrimas se fusionan, con las gotas carmesí
de aquél, que por ella, en injusta agonía,
apuró amarga hiel y al Padre ofrendó su cuerpo.
Expresa como el Señor de su dulce compañía;
que el alma que está dispuesta es más fuerte que el cuerpo.

De su pluma saltan gráciles "Los garabatos de Dios",
para hacernos entender, con sutil "Voz de papel",
el valor de la existencia cuando se esconde en Dios,
que al ser labrada por Él torna en valioso joyel.

Río arriba en su carrera, su vida es luchar, sufrir…
En las piedras graba el curso de su viaje y su misión.
Heroína del silencio de admirable valentía.

Puesto que en su corazón Olga eligió vivir,
rosa es el color de su alma, de su "Alma color salmón"
y recibirá corona su singular osadía.


Ítalo Violo V. Color Salmón MSN.
Desde Venezuela
http://arteyexpresiondeitaloviolo.blogspot.com/