martes, diciembre 30, 2008

El funeral por Olga Bejano en Madrid, se celebrará el 15 de enero en San Gabriel de la Dolorosa

El funeral por Olga Bejano en Madrid, se celebrará el 15 de enero en San Gabriel de la Dolorosa a las 20:00 y será oficionado por José Fernández del Cacho, sacerdote amigo de la familia.

La dirección es la siguiente:

San Gabriel de la Dolorosa,
c/ Arte nº 4,

Metro más cercano: Pinar de Chamartin


jueves, diciembre 18, 2008

Olga Bejano ha dado sentido a la vida de muchas personas. Semanario ALBA

“Quiero que sea Dios quien decida cuándo ha llegado mi día y mi hora”,decía a ALBA en marzo de 2007.Y ya lo decidió. Una parada cardiorrespiratoria en la madrugada del 5 de diciembre puso fin amás de 20 años de una enfermedad neuromuscular que paralizó el cuerpo de Olga. Pero la fuerza de su alma ha hecho Historia.

LLEVABA 22 años de inmóvil actividad. Metida en la cama, o sentada en la silla, sin salir de su habitación, removió el alma de todos los que la conocimos. Durante más de dos décadas no pudo hablar, ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda. Ha sido la persona del mundo que más tiempo ha pasado alimentándose y respirando de manera artificial. Padeció casi 200 neumonías y varias decenas de intervenciones quirúrgicas. Y aunque, sin ayuda, no podía ni levantar un párpado, desde su ‘arresto domiciliario’, como ella lo llamaba con heroico sentido del humor, en este tiempo de sufrimiento sacó fuerza y ánimo para ayudar a muchas personas.

Entre tratamiento y tratamiento, escribió cuatro libros. Voz de papel, Alma de color salmón y Los Garabatos de Dios son los tres primeros. Moviendo ligeramente la cadera, con un cuaderno en las piernas y un rotulador entre los dedos, escribía unos garabatos ilegibles en los que su enfermera iba descifrando las letras. Olga murió con los deberes hechos. Tres días antes de morir,estuvo cinco horas trabajando con su enfermera, Livia Dancea, en su último libro: Alas rotas, que verá la luz esta primavera.
No podía mover un músculo, pero su habitación tenía más actividad que el despacho de un ministro. Además de la asistencia médica y los cuidados que requería su enfermedad, dedicaba tiempo a escribir, llamar por teléfono, leer... y, sobre todo, recibir visitas. “Soy un vegetal muy activo”, decía. Por su casa han pasado desde altas personalidades de la política hasta estrellas del deporte o de la canción. Pero, sobre todo,muchos amigos. Su puerta siempre estaba abierta. Así llegó a conocerla, por ejemplo, José Fernández del Cacho, sacerdote pasionista, que fue a visitarla después después de leer su libro. “Esta mujer intentó animar a vivir a Ramón Sampedro. Yo soy testigo de que hubo gente que no encontraba una salida y ella les dio una tonelada de ilusión para vivir. Ha dado sentido a la vida demuchas personas. Empezando por mí, porque cuando estaba un poquillo flojo, me ponía a su lado y te transmitía paz, serenidad, ánimo”,recuerda. Cuenta incluso que el testimonio de vida de Olga salvó del suicidio a dos personas.“Escomo santa Teresita de Lisieux, patrona de las misiones desde un monasterio. Pues ésta, desde el dolor, es increíble que haya movido a tanta gente. Olga ha hecho una gran labor silenciosa, ha sido un foco de Dios”.

Igual que José, llegó Manuela Álamo, una joven informática madrileña, a la vida de Olga: llamando a su puerta, después de leer sus libros. “El día que la conocí,me emocioné y ella en respuestame pegó una patada y le escribió a su enfermera con sus garabatos: ‘¡Manoli, no llores que yo no lloro!’. Así era Olga. Valiente, cariñosa, comprensiva, solidaria, con un fino sentido del humor y sobre todo con una confianza en Dios, como no he visto en nadie. Es difícil de entender la razón de tanto sufrimiento, sólo esa confianza en Dios puede darle sentido. Su testimonio ha ayudado a muchas personas a acercarse más a Él y a no dejarse abatir ante las dificultades, porque ella tenía más que nadie. Seguro que al llegar al cielo, le han puesto la alfombra roja y que si su vida fue muy fértil en la tierra, con las incapacidades que tenía, ahora en la otra vida, con todos los deberes cumplidos, va a ser la caña”.

Lidia González la conoció por motivos de trabajo: “Yo ayudaba a Álex Rosal en los inicios de la editorial LibrosLibres. Pocos días antes de Navidad llamó su enfermera, para saber cómo iba la edición del libro Alma de color salmón. Como todos los autores, Olga tenía mucha prisa en la edición. Me contó que le quedaba poco tiempo y que en cuanto se lo editásemos Dios la llamaría a emprender el vuelo a otra vida. Con la inquietud que me había dejado, llamé a Álex para contarle lo sucedido y le pedí permiso para llevarme el texto y leerlo en Navidades. Olga nos estaba confiando su mensaje, con la esperanza de que lo publicásemos y lo difundiéramos a los cuatro vientos. Ella me enseñó a confiar en Dios y llegué a experimentar que en las situaciones más dolorosas la Virgen siempre está muy cerca”.

Livia Dancea, su enfermera en los últimos meses,cuenta que éste ha sido el año más bonito y más lleno de su vida profesional. “He aprendido muchísimas cosas con Olga. Era admirable, sabía lo que es un sacrificio. Era una luchadora y me ha enseñado a luchar amí también. En mis momentos malos, en cuanto la veía, seme olvidaba todo.Te daba fuerza, un empujón hacia adelante sin decir nada, sólo al ver cómo luchaba”. Livia, que la atendió ya sin vida, cuenta que “cuando murió, estaba como una muñeca de porcelana, parecía que estaba viva, dormida”.


La muerte como luz, paz y amor infinito

En el funeral, al que asistieron multitud de familiares y amigos, el sacerdote apuntó que “en la vida estamos llamados a ser imagen de Dios y Olga fue la imagen de Cristo en la Cruz”. Como ella había pedido, se leyeron fragmentos de sus libros, como éste de Alma de color salmón:
“Descubrí que la muerte no existe: no es otra cosa que nacer a la vida. La muerte es luz, paz, descanso, bienestar y un amor infinito que en esta vida no existe y no se puede explicar”.

“Te recordamos inquieta, terca, incluso revolucionaria; desde tu cama has llegado más lejos que mucha gente con movilidad total”, dijeron sus amigas.

Su madre se dirigió también a sus seres queridos: “Necesitamos mucho de vuestro cariño y vuestro amor para llenar el vacío tan grande que deja esta mujer,mi hija, en nuestras vidas”,dijo.

Como Olga no quería ver tristes a los suyos pidió que terminara con música. Y así fue, a ritmo del Dúo Dinámico, con su canción Resistiré, y de la canción de Natalia, de La Quinta Estación. En Madrid se celebrará otro funeral el jueves 15 de enero a las 20:00h en San Gabriel de la Dolorosa, c/Arte nº 4, en el Pinar de Chamartín. (Se confirmará con seguridad en el blog a primeros de año)

Sonsoles Calavera

lunes, diciembre 15, 2008

Fallece Olga Bejano, un canto a la vida. www.larioja2.com





Admirada y querida, Olga siempre será sinónimo de esperanza, una mensajera de vida.

Olga Bejano, nacida en 1963, sufría una fuerte neumonía desde hacía varios días, complicada con una fiebre muy alta, lo cual precipitó de forma irreversible la parada cardiorrespiratoria que acabó con su vida en la madrugada de este viernes.

Con la edad de 23 años, contrajo una enfermedad neuromuscular que terminó paralizando la práctica totalidad de su cuerpo: durante más de veinte años no pudo hablar ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda. Sin embargo Olga encontró un método para comunicarse con el exterior haciendo unos movimientos con su rodilla que sus distintas enfermeras aprendieron a traducir lentamente al abecedario.

Gracias a este original sistema, Olga había publicado con gran éxito tres libros: 'Voz de papel', 'Alma de color salmón' y 'Los garabatos de Dios', algunos de ellos traducidos y publicados fuera de España, con lo que su autora adquirió relevancia internacional. Su tercera obra es una lúcida reflexión sobre la grandeza y los límites del ser humano, y especialmente sobre la capacidad de superación de las personas. Actualmente se encontraba escribiendo su cuarto libro, titulado 'Alas Rotas'.

"Todos sabemos que lo peor de una enfermedad incurable es el principio y el final. Mi 'sprint' final, por muchos motivos, me está resultando muy difícil, por eso pido oraciones en abundancia. Siempre os estaré agradecida porque habéis sido un estímulo para seguir viviendo al límite de lo imposible", explicó Olga Bejano en su última entrevista.



El funeral por Olga Bejano se celebró el sábado 6 de diciembre a las once de la mañana en la iglesia de Santiago de Logroño. Allí acudieron numerosas personas para darle el último adiós a esta mujer, ejemplo de fortaleza y mensaje de vida para todos

viernes, diciembre 12, 2008

Misión Cumplida. Alfa y Omega


Cuando en 1987 le hicieron una traqueotomía para que pudiera respirar, empezó a comunicarse a través del papel. Cuando ya ni siquiera pudo escribir, se comunicaba con garabatos que hacía con la mano y la pierna, casi inmovilizadas. Así ha vivido Olga Bejano más de veinte años, luchando por una vida digna y por dar esperanza a los demás


Olga Bejano, dictando a su peculiar manera «Aquí estoy de nuevo, pero esta vez traigo hechos los deberes». Eso era lo que Olga Bejano quería decirle a quien la recibiera al otro lado del túnel. Ya había estado en él una vez, en 1987, al comienzo del proceso que la dejó pentapléjica, conectada a un respirador, alimentada con sonda y viendo sólo cuando alguien le levantaba el párpado. Y, el pasado viernes, se fue realmente con los deberes hechos. Apenas tres días antes había terminado de escribir su cuarto libro, Alas rotas, que se unirá a Voz de papel, Alma color salmón y Los garabatos de Dios (todos en LibrosLibres). Pero, además, dejó dos hojas de últimas voluntades, describiendo hasta el último detalle cómo quería que fuera su funeral, con música más propia de una celebración que de una despedida.

Olga estaba orgullosa de haber batido varios récords médicos, entre ellos el de la pentapléjica más longeva. En 1987, le pronosticaron seis meses de vida, y hace medio año los médicos de cuidados paliativos dijeron que no podían hacer más. Después de 200 neumonías, nunca parecía que una más fuera la definitiva. «Ocasiones para fallecer las tengo un día sí y otro también» -dijo en una ocasión-, por lo que afirmaba: «Si sigo aquí es por algo». Sabía que tenía una misión: «Soñé que el Señor me decía que iba a sufrir mucho, pero que mi sufrimiento iba a ser muy fértil. El tiempo le está dando la razón».

Un horario como el del dentista

No se quedó de brazos cruzados. Se quejaba de que sus días eran demasiado cortos y de que su horario parecía el del dentista, pues además de más de tres horas para la higiene, y de todos los demás cuidados que necesitaba, invertía varias horas cada día en contestar correo, recibir a gente, y escribir. Lo hacía todo con garabatos de la mano derecha, movida a pequeños impulsos con la pierna izquierda. Sólo su madre y las enfermeras la entendían. Y con la mano izquierda expresaba, muy a menudo, la risa. También luchaba por las necesidades de las personas que estaban en situaciones parecidas a la suya: «Muchos enfermos dependientes quieren vivir, pero están silenciados por la opinión pública y la presión mediática. Muchos enfermos sufren por no tener una atención digna, centros adecuados, ayudas familiares y económicas. En vez de hablar de muerte digna, se debieran ofrecer ayudas para facilitar la vida digna». También pedía algo mucho más barato y más importante para ellos: la cariñoterapia.

Estaba convencida de que, «si hubiese una vida sin importancia, ninguna sería importante». En su breve correspondencia con Ramón Sampedro, reconoció «que tenía tantas ganas o más que él» de irse, pero le animaba: «¿Por qué en vez de luchar para morir no luchas para vivir? ¿Por qué no luchas por conseguir una vida independiente, personal que te cuide, una silla eléctrica que te lleve de paseo, un ordenador que puedas usar con la voz?» También tuvo que luchar por sí misma. Llevaba cerca de un año sin que los servicios sociales le costearan una enfermera, a pesar de que calculaba que, al estar en casa, le había ahorrado a la Comunidad de La Rioja unos seis millones de euros. Su familia no podía permitirse a alguien las 24 horas del día. Y, sin enfermera, estaba condenada a estar en cama e incomunicada, pues tumbada no podía garabatear. ´

Su relación con Dios como de un enamoramiento: «Me levanto pensando en Él, durante el día pienso en Él y al acostarme, es cuando Él se siente mejor para hacerse oír. En la oración no cuenta lo que nosotros hacemos, sino lo que Dios hace en nosotros». De esa experiencia habló en Los garabatos de Dios, en el que compartía -explicaba en su última entrevista- las «porciones de conocimiento y sabiduría» que «el Señor me ha ido enviando» y que «me han permitido abrir mi mente, madurar y crecer espiritualmente». Pero no dejaba de estar pegada al suelo: reconocía que estaba en el sprint final y que sufría mucho, tanto física como psicológicamente. Se despidió pidiendo oraciones y agradeciendo a sus lectores el estímulo «para seguir viviendo al límite de lo imposible».


Llevó a muchas personas a Dios

La primera vez que uno se acercaba a ella, Olga parecía «un muñeco de cera», explica el padre José Cacho, de Madrid. Pero, «al hablar con ella, veías que tenía una vida muy rica y plena, y que estaba al tanto de todo lo que ocurría a su alrededor», añade el padre José Ignacio Díaz, que el sábado celebró su funeral. Subraya de ella, sobre todo, «ese entusiasmo con el que empezaba cada día a luchar de nuevo por vivir. Tenía una espiritualidad profundísima, hablaba de Dios con tal seguridad, que daba la impresión de que sabía de lo que hablaba, de que tenía una relación muy fuerte y espontánea con Él». El padre Cacho atribuye a esto el efecto que tuvo, en persona o a través de sus libros, en mucha gente que lo necesitaba: «Ha llevado a muchas personas a Dios, porque no se vive así por amor al arte. He sido testigo de cómo cambiaban, al conocerla, personas que no querían seguir viviendo porque no veían sentido a su vida». También don José Ignacio conoció varios testimonios así, algunos de ellos el sábado pasado, en el funeral que presidió.


María Martínez

domingo, diciembre 07, 2008

Más allá de la admiración. Logroño despide a Olga Bejano, escritora y medalla de La Rioja, que falleció el viernes tras 22 años postrada en una cama













La compasión es un sentimiento que a menudo despiertan aquellos cuyas vidas son puestas en situación de extrema dificultad. Pero el caso de Olga Bejano va mucho más allá, ella siempre fue distinta, única. Es algo que se palpa en sólo unos minutos de conversación con cualquiera que la conoció. Absolutamente extraordinarias son la sincera admiración y la gratitud que fluyen en cada mención.
No cabe duda de que Olga trascendió por mucho la prisión de un cuerpo roto, una cama inseparable y la mera compasión. «Irradiaba vida: ibas a su casa y en vez de ayudarla, era ella la que te ayudaba a ti», ilustraba ayer su amiga Estrella Álvarez. En la madrugada del viernes, tras 22 años de castigo padeciendo una enfermedad degenerativa irreversible, su fortísima vitalidad se apagó del todo. Sus familiares y decenas de amigos la despidieron durante el todo el día de ayer en Logroño.

Fue una jornada de emociones y sentimientos encontrados: «Quiero compartir mi alegría y mi dolor; es un día intenso, pero bonito: mi hija ha descansado», dijo su madre, Mari Carmen, muy emocionada durante el funeral.


Últimas voluntades
Olga había planificado su propia despedida, en una nota que dejó con sus últimas voluntades. Entre ellas estaba la iglesia de Santiago para la misa (allí fue bautizado su padre, fallecido hace pocos años). En la ceremonia se leyeron pasajes de su literatura, algún poema, y se escuchó su música preferida, elocuentes piezas como 'Resistiré'. «Te recordamos inquieta, terca, incluso revolucionaria; desde tu cama has llegado más lejos que mucha gente con movilidad total», rezaron sus amigas.
Las puertas de su casa siempre estuvieron abiertas. «Me ha enseñado muchísimas cosas, como vivir una fe y creer en la otra vida; siempre salías animado de estar con ella», recordaba su amigo Alberto Calvo, estudiante universitario que no podía perderse la despedida. «La suya es una lección de valor y esperanza», valoró Fernando Salazar, uno de los médicos que la ha tratado estos años.

El entierro fue en Fuenmayor. No pocos la recuerdan en presente: «Una gran persona, me hace ser más cristiano», dijo Amancio, quien compartió con ella la enfermera que cuidaba a su ser querido. «Ella y su madre, una vida de fortaleza, entrega y amor», concluyó María Jesús.

www.elcorreodigital.com
E. Alcalde. Logroño
Foto: Rafael Lafuente

Muere Olga Bejano, la pentapléjica más longeva del mundo.Dió testimonio de su fe cristiana hasta el final. www.religionenlibertad.com

Olga Bejano, pentapléjica durante más de 20 años, ha fallecido la pasada madrugada a las 5.30 debido a una parada cardiorrespiratoria. La riojana sufría una fuerte neumonía desde hacía varios días, complicada con una fiebre muy alta, lo cual precipitó de forma irreversible la parada cardiorrespiratoria que acabó con su vida, según ha explicado a LibrosLibres la enfermera que la atendió hasta el último día. El año pasado publicó su último libro, "Los Garabatos de Dios", en el que daba testimonio de cómo Dios le había ayudado a lo largo de su enfermedad.

Olga Bejano contrajo en 1987 una enfermedad neuromuscular que terminó paralizando la práctica totalidad de su cuerpo: durante más de 20 años no pudo hablar, ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda.

Sin embargo, encontró un método para comunicarse con el mundo: haciendo unos garabatos aparentemente incomprensibles con los impulsos de su rodilla, que sus distintas enfermeras aprendieron a traducir lentamente al abecedario. Gracias a este original sistema, Olga había publicado con gran éxito tres libros: “Voz de Papel”, “Alma de color salmón” y “Los Garabatos de Dios”, todos ellos editados por LibrosLibres. Su último libro, precisamente, era una lúcida reflexión sobre la grandeza y los límites del ser humano y, especialmente, sobre la capacidad de superación de las personas. Actualmente se encontraba escribiendo su cuarto libro, titulado “Alas Rotas”.

Vivir al límite. “Todos sabemos que lo peor de una enfermedad incurable es el principio y el final. Mi sprint final, por mucho motivos, me está resultando muy difícil, por eso pido oraciones en abundancia. Siempre os estaré agradecida porque habéis sido un estímulo para seguir viviendo al límite de lo imposible.” explicaba Olga Bejano en la última entrevista que concedió.

En los últimos tiempos, Olga había protestado públicamente por una disputa político-administrativa en el Gobierno de la Rioja que le impedía contar con una enfermera todos los días y le obligaba a estar en cama la mayor parte del tiempo. Por ese motivo, la autora había decidido devolver la Medalla de Oro de La Rioja, que le había sido concedida hacía diez años.

Olga y Ramón Sampedro. Olga Bejano comenzó a ser más conocida cuando, hace cuatro años, la película Mar Adentro, protagonizada por Javier Bardem en el papel del pentapléjico Ramón Sampedro, consagró la eutanasia como forma de acabar con el sufrimiento y lo quiso elevar a la categoría de “derecho humano”. Gracias a la película se supo que Olga y Ramón habían mantenido breve correspondencia, hecho que también había contado Olga en su segundo libro, “Alma de color salmón”. En él, la autora relataba: "Ramón me dijo que no podía entender cómo en esas condiciones yo quería seguir viviendo; le respondí que tenía tantas ganas o más que él de irme. Al contrario que él, yo sí era creyente y quería que Dios decidiera cuál era mi día y mi hora, mientras tanto lucharía por conseguir la asistencia que necesito. […] Le propuse, ¿por qué en vez de luchar para morir no luchas para vivir? ¿Por qué no luchas por conseguir una vida independiente, personal que te cuide, una silla eléctrica que te lleve de paseo, un ordenador que puedas usar con la voz? Yo nunca diré sí o no a la eutanasia, daré testimonio con mi vida, los hechos son lo único que cuenta”.

Sara Martin / Rel

Olga Bejano falleció ayer tras una enfermedad que le mantuvo 21 años conectada a una máquina para vivir. La Rioja.com

Olga Bejano, escritora pentapléjica Medalla de Oro de La Rioja en 1998, falleció ayer tras una enfermedad que le mantuvo 21 años conectada a una máquina para vivir

«Soy católica, siempre he creído en Dios, en la existencia del alma y en que cuando uno muere no termina ahí su vida, sino que sigue en otro lugar. Cuando estuve en coma, tuve la suerte de tener la famosa experiencia del ‘túnel’. Transformó mi vida. Desde entonces, no tengo ningún miedo a la muerte, porque sé que cuando uno se va, allí se siente mucho placer y bienestar. Como en esa experiencia pude comprobar lo agradable que es estar allí, me pregunto ¿por qué tuve que volver aquí? Aunque no quería volver, aquí estoy. Está claro que mi hora no había llegado. Todos tenemos un día marcado para nacer y otro para morir, y yo no soy quién para alterar el destino y mucho menos los planes de Dios».

Olga Bejano redactó estas líneas en 1995 para explicar su postura sobre la eutanasia. Ayer, tras 21 años de lucha, Olga Bejano, única mujer galardonada con la Medalla de La Rioja en 1998, atravesaba definitivamente el ‘túnel’.

Mujer, escritora, vital pero profundamente enferma, luchadora por los derechos de los sufrientes, ejemplo ético que prefería que no se le tomase como ejemplo, mente lúcida hasta el final… Olga Bejano ha dejado una profunda huella en todos los que la conocieron.

Su valía humana, y su cabeza envidiablemente ‘amueblada’, le sirvieron para, sin salir de su habitación ni desconectarse de las máquinas que le mantenían con vida, escribir diversos libros con un componente común: ensalzar el valor de la vida. Alma de color salmón, Voz de papel o, el más reciente, Los garabatos de Dios hicieron que su historia y reflexiones llegasen a miles de personas.

Nacida en 1963 y con una brillante carrera como fotógrafa por delante, a los 24 años una enfermedad neuromuscular comenzó a paralizarla hasta dejarla imposibilitada para hablar, escribir, comer y respirar por sí misma. Entonces, los médicos le diagnosticaron seis meses de vida.

Desde ese diagnóstico, esos 21 años de «propina divina», como ella los calificaba, han engrandecido su figura. Gracias a un sistema de comunicación propio y al cuidado de su madre, Mari Carmen, sus hermanos y amigos, Olga pudo vivir con su fuerza característica. Hasta que ayer se cerró el último capítulo de la vida de una mujer luchadora y digna, que hoy recibirá sepultura en Fuenmayor, tras el funeral, a las 11en Santiago.

V. Soto

Fallece a los 45 años Olga Bejano, enferma desde 1987 . El correo digital

A Olga Bejano se le cerró a las cinco de la mañana de ayer la última rendija de su vida. El miércoles cumplió 45 años, 22 de ellos postrada permanentemente. Esta mujer corajuda, enferma desde 1987 debido a una irreversible enfermedad neuromuscular, gestionó la adversidad con apabullante acopio de ánimo. Durante estos largos años se rodeó de un entorno solidario compuesto por gentes cómplices que la miraban y admiraban su entereza. A pesar de su desgracia, nunca se le paró el tiempo, a pesar de la insoportable e inevitable rutina. Era única.

En una entrevista que firmó este periodista con ocasión de la concesión de la Medalla de La Rioja en 1998, resumía telegráficamente así su cotidianeidad: «Mi vida está cronometrada como la agenda del dentista». Y es que sólo el aseo diario le ocupaba unas tres horas y media.

Dos íntimos libros
Familiares y amigos siempre han vivido desviviéndose por Olga, dependiente de un respirador, y autora de dos libros, 'Voz de Papel' y 'Alma de color', textos intimistas creados garabateando un cuaderno que su madre Carmen, o la enfermera a su cargo, descifraban siempre con tino. Leer sus notas, reflexiones, estados de ánimo y apuntes a vuelapluma supone entrar en la mente de un ser que, aunque con cuerpo roto, rezumaba positividad y optimismo. Y hay una constante: siempre sostuvo que Dios y el Más Allá existen.

A pesar de ser privada de la voz, de no poder moverse en su casa e incluso alcanzar en algún momento el estado de coma, no decayó, sino que transfundía energía a los íntimos. A eso se le llama generosidad. Sepa el lector que Bejano estuvo clínicamente muerta durante seis minutos hace 21 años.
Su caso adquirió tanta notoriedad por su fortaleza que el 'El Juli' la visitó en su casa de la logroñesa calle Chile. «Te admiro porque eres luchador desde niño», se hizo entender.
En la tarde de ayer amigos y conocidos acudieron al tanatorio. No demasiados por la rapidez del desenlace. Hoy estarán muchos más en los actos fúnebres, ya que tejió grandes telarañas de afecto.
En una sala podía verse una corona y una cinta con el nombre de Pedro Sanz. Éste habló con la madre de Olga y le transmitió sus condolencias. La fallecida recibió la Medalla de La Rioja en 1998, pero hace unos meses trascendió el deseo familiar de devolver el galardón institucional.

El funeral se celebrará hoy a las 11 de la mañana en la Iglesia de Santiago de Logroño y el entierro en el camposanto de Fuenmayor a las 17 horas, lugar donde está enterrado su padre, fallecido hace pocos años.

Para quienes la conocieron, Olga Bejano era un referente de cómo administrar la vida cuando a uno, inesperadamente, se le astilla. Le ocurrió a ella: antes de la enfermedad era una joven estudiante de Arte y Decoración y que también ejerció la fotografía profesional en Madrid
Siempre recordó con añoranza su etapa capitalina en la sociedad de la prisa. Allí notó los primeros síntomas. Para ella era un tormento subir las escaleras del metro, cargar con las grandes carpetas de fotografías. Despotricaba porque las monjas de la residencia en la que se alojaba no le permitían usar el ascensor. Ya se sabe que el cuerpo es chivato.

Fue la donante más joven de La Rioja. Tenía entonces sólo 17 años. Sus órganos estarán al servicio de quien los necesite.
Seguro que desde ayer Olga estará en su preciado Más Allá.

Un ejemplo de entereza.


Miguel A. Rojo. Logroño

Fallece la riojana Olga Bejano, pentapléjica durante más de 20 años. La Rioja.

La riojana Olga Bejano, pentapléjica desde hace más de 20 años, falleció durante la madrugada de este viernes debido a una parada cardiorrespiratoria, consecuencia de una fuerte neumonía que sufría desde hace varios días. Bejano contrajo en 1987 una enfermedad neuromuscular que terminó paralizando casi todo su cuerpo. Durante más de dos décadas no pudo hablar, ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda.Además, había padecido casi 200 neumonías y varias decenas de intervenciones quirúrgicas.


Sin embargo, Olga encontró un método para comunicarse con el exterior haciendo unos levísimos movimientos, aparentemente incomprensibles, con los impulsos de su rodilla. Sus distintas enfermeras aprendieron a traducir lentamente este singular 'abecedario'. Gracias a este original sistema, la ahora fallecida había publicado tres libros: 'Voz de papel', 'Alma de color salmón' y 'Los Garabatos de Dios'. El último de ellos era una profunda reflexión sobre la grandeza y los límites del ser humano y, especialmente, sobre la capacidad de superación de las personas.
Actualmente se encontraba escribiendo su cuarto libro, titulado 'Alas rotas'.
Profunda creyente, la parapléjica afirmaba en la última entrevista que había concedido que "mi 'sprint' final, por muchos motivos, me está resultando muy difícil, por eso pido oraciones en abundancia". Durante su penosa enfermedad, Olga mantuvo una breve correspondencia con el también pentapléjico Ramón Sampedro, a quien ayudaron a morir. En su segundo libro, Olga relataba que "Ramón me dijo que no podía entender cómo en esas condiciones yo quería seguir viviendo: le respondí que tenía tantas ganas o más que él de irme. Al contrario que él, yo sí era creyente y quería que Dios decidiera cuál era mi día y mi hora".


En los últimos tiempos, Olga Bejano había protestado públicamente por una disputa político-administrativa con el Gobierno de La Rioja, que le impedía contar con una enfermera todos los días y le obligaba a estar en cama la mayor parte del tiempo.
Por eso motivo, decidió devolver la Medalla de Oro de La Rioja que le había sido concedida hace una década.

Olga Bejano, 20 años pentapléjica, muere «con los deberes hechos». Comparaba su relación con Dios con un enamoramiento y vivía sólo para él

MADRID- Ayer viernes murió en Logroño Olga Bejano, escritora pentapléjica que durante dos décadas luchó por la dignidad de los enfermos y escribió sobre su vida cotidiana y espiritual. Su funeral es hoy a las once de la mañana en la Iglesia de Santiago de Logroño.

Olga nació en 1963, la segunda de cuatro hermanos, en una familia de fe fuerte forjada en Cursillos de Cristiandad. A los 23 años, una parada cardíaca la dejó cinco días en coma, del que salió paralizada y casi ciega. Le pronosticaron seis meses de vida, pero ella luchó durante 21 años. No podía moverse, ni hablar. Estaba conectada a un respirador artificial y se alimentaba por sonda. Sólo podía ver unos segundos si alguien le levantaba el párpado derecho. «Oír, sentir y pensar es lo único que puedo hacer solita», explicó. Sufrió 200 neumonías y decenas de intervenciones quirúrgicas. Con su pierna empujaba la mano paralizada para dibujar garabatos o señalar letras en un abecedario, que sus enfermeras anotaban. Escribió cuatro libros, todos en la editorial LibrosLibres. En «Voz de Papel» y «Alma de Color Salmón» reflejó su enfermedad, su fortaleza, su sentido del humor. «Los Garabatos de Dios», publicado en 2008, recogió su vivencia espiritual y religiosa. Allí explica que escribe porque «el Cielo» se lo pidió en sueños. Su cuarto libro está aún por publicar.

Se oponía a la eutanasia y pedía más apoyo a los enfermos: «en vez de hablar de muerte digna, se debieran ofrecer ayudas para facilitar la vida digna». Además de «cariñoterapia», añadía,se requiere «trabajo y dinero y es fácil, cómodo y barato legalizar la eutanasia».

Necesitaba cuatro enfermeras especializadas que se turnasen, algo imposible de pagar con su pensión de 180 euros. Por lo general sólo tenía una o dos, pagadas por la familia. Los cuatro primeros meses de 2008, con el caos de la Ley de Dependencia, se quedó sin enfermeras. Su padre, amigo y confidente, murió en 2004. Su madre se volcaba en ella como podía. «Lleva veinte años sin dormir siete horas seguidas; cada tres horas ha de aspirar mis secreciones, porque no puedo tragar saliva», explicaba Olga. Devolvió el pasado abril la Medalla de Oro de la Rioja al presidente autonómico, Pedro Sanz, como gesto de protesta ante las «palabras bonitas» y «promesas que no se cumplen», porque las ayudas autonómicas y de dependencia no llegaban a ella ni a los otros enfermos. «Calculo que he ahorrado más de seis millones de euros a la Comunidad», denunciaba en una carta abierta a la Prensa. La enfermedad y la oración modelaban su alma, decía ella, como el a nadar contracorriente hace fuerte y sabroso al salmón. Tenía confianza «en Dios, en la Virgen María, en el Espíritu Santo y en mi Ángel de la Guarda». Comparaba su relación con Dios con un enamoramiento: «me levanto pensando en Él, durante el día pienso en Él y al acostarme, cuando más relajada estoy, en la oscuridad y el silencio es cuando Él se siente mejor para hacerse oír». Creía que su esfuerzo era útil: «soñé que el Señor me decía que iba a sufrir mucho, pero que mi sufrimiento iba a ser muy fértil. El tiempo le está dando la razón». Cuando estuvo en coma, tan cerca de morir, sintió que «no existe nada similar para poder hacer una comparación a la luz y el bienestar que allí se sienten». Tenía planes para su muerte: «cuando me vuelva a ver de nuevo en el túnel de luz, le diré a mi guía: Aquí de nuevo estoy, pero esta vez traigo hechos los deberes».

Muere la mujer que intentó que Ramón Sampedro cambiase de idea. El Semanal Digital

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Olga Bejano era pentapléjica, pero había desarrollado un sistema para comunicarse con el que transmitió siempre su voluntad de vivir más allá del dolor y de las dificultades.



No podía hablar ni escribir
Olga Bejano ideó un sistema para mover la mano con el que hacía unos garabatos que su enfermera pudo traducir. Así escribió tres libros y preparaba un cuarto.

La riojana Olga Bejano, nacida en 1963, sufría una fuerte neumonía desde hacía varios días, complicada con una fiebre muy alta, lo cual precipitó de forma irreversible la parada cardiorrespiratoria que acabó con su vida en la madrugada de este viernes.

Olga Bejano contrajo en 1987 una enfermedad neuromuscular que terminó paralizando la práctica totalidad de su cuerpo: durante más de veinte años no pudo hablar ni ver, respiraba artificialmente y se alimentaba a través de una sonda.

Sin embargo, encontró un método para comunicarse con el mundo: haciendo unos garabatos aparentemente incomprensibles con los impulsos de su rodilla, que sus distintas enfermeras aprendieron a traducir lentamente al abecedario. Gracias a este original sistema, Olga había publicado con gran éxito tres libros: Voz de papel, Alma de color salmón y Los garabatos de Dios, algunos de ellos traducidos y publicados fuera de España, con lo que su autora adquirió relevancia internacional. Su tercera obra es una lúcida reflexión sobre la grandeza y los límites del ser humano, y especialmente sobre la capacidad de superación de las personas. Actualmente se encontraba escribiendo su cuarto libro, titulado Alas Rotas.

"Todos sabemos que lo peor de una enfermedad incurable es el principio y el final. Mi sprint final, por muchos motivos, me está resultando muy difícil, por eso pido oraciones en abundancia. Siempre os estaré agradecida porque habéis sido un estímulo para seguir viviendo al límite de lo imposible", explicó Olga Bejano en su última entrevista.


Olga y Ramón Sampedro
Olga Bejano comenzó a ser más conocida cuando, hace cuatro años, la película Mar Adentro de Alejandro Amenábar, protagonizada por Javier Bardem en el papel del tetrapléjico Ramón Sampedro, defendió la eutanasia como forma de acabar con el sufrimiento, dentro de una campaña por su legalización. Gracias a la película se supo que Olga y Ramón habían mantenido una breve correspondencia, hecho que también había contado Olga en Alma de color salmón: "Ramón me dijo que no podía entender cómo en esas condiciones yo quería seguir viviendo; le respondí que tenía tantas ganas o más que él de irme. Al contrario que él, yo sí era creyente y quería que Dios decidiera cuál era mi día y mi hora, mientras tanto lucharía por conseguir la asistencia que necesito... Le propuse, ¿por qué en vez de luchar para morir no luchas para vivir? ¿Por qué no luchas por conseguir una vida independiente, personal que te cuide, una silla eléctrica que te lleve de paseo, un ordenador que puedas usar con la voz?".

El funeral por Olga Bejano se celebrará este sábado a las once de la mañana en la iglesia de Santiago de Logroño.

viernes, diciembre 05, 2008

Olga ya está en la Casa del Padre

Queridos amigos de Olga,

Hoy, día 5 de diciembre, ha fallecido nuestra amiga y tenemos un Ángel en el Cielo

Mañana, 6 de diciembre habrá un funeral en la Iglesia de Santiago de Logroño. Será a las 11:00 de la mañana.

Os pido oraciones para ella y su familia.


Un fuerte abrazo