viernes, septiembre 30, 2005
Una fotógrafa tetrapléjica pide MÁS AYUDA SANITARIA para una vida digna. Periódico elmundo.es
La fotógrafa Olga Bejano, cuyo cuerpo lleva paralizado 19 años por una enfemedad neuromuscular, pide más ayuda pública para desarrollar su vida con dignidad. Esta riojana intentó convencer al tetrapléjico Ramón Sampedro para que siguiera luchando y ha publicado dos libros en los que narra su experiencia vital.
Un rotulador colocado en su mano, al que da pequeños impulsos, es la única vía de comunicación de Olga con el mundo. A pesar de su situación, esta mujer de 42 años da gracias a la vida cada día que despierta. Pero a quien no tiene nada que agradecer es a la Administración, de la que lleva 19 años esperando una asistencia permanente que no le puede proporcionar su familia.
Olga tenía 23 años y muchos proyectos e ilusiones. Pero en 1987 su glotis dejó de funcionar, se asfixió y estuvo seis minutos clínicamente muerta y cinco días en coma. Una desconocida patología, originada por la anestesia aplicada en una operación de apendicitis cuando era niña, empezó a mostrar su cara más cruel.
El cuerpo paralizado
Fue el principio de un rápido proceso que paralizó su cuerpo. En poco tiempo estaba en una silla de ruedas, conectada a un respirador, alimentada artificialmente y callada para siempre. De la noche a la mañana esta fotógrafa y asesora política se convertía en un ser dependiente de los demás hasta para ver, pues ni sus párpados tienen fuerza para abrirse sólos.
Con todas las dificultades, Olga decidió aferrarse a este mundo y contagiar al máximo número de personas su ilusión por la vida. Con un rotulador, hace la forma de las letras sobre un cuaderno. De esta manera y ayudada por sus seres queridos, ha publicado dos libros donde narra sus experiencias vitales con un llamativo sentido del humor: 'Voz de Papel' y 'Alma de Color Salmón'.
"Cuando la enfermedad truncó mi vida decidí crear en lugar de llorar", explica Olga Bejano, que ya tiene un tercer libro a punto de salir de la imprenta.
Premiada, pero sin apoyo suficiente del Estado
Su esfuerzo ha sido reconocido en repetidas ocasiones: fue Riojana del Año en 1998 y también ha recibido la Medalla de Oro de su comunidad. Además, multitud de personas, conocidas y anónimas, coinciden en que han aprendido muchas cosas importantes sobre la vida gracias a los libros de Olga, lo que produce mucha felicidad a esta luchadora nata.
En cambio, lo que disgusta a Olga es la escasa ayuda oficial. Pese a ser una paciente de UVI, no puede estar en un hospital por riesgo a contraer infecciones y vive en casa. Como todo enfermo en sus circunstancias, requiere atención las 24 horas, pero sólo dispone de una enfemera por el día y de lunes a viernes.
La Consejería de Salud de la Rioja, dirigida por Pedro Soto, elude responsabilidades e indica que Asuntos Sociales debe solucionar el problema. Estos últimos no quieren hablar con los medios de comunicación del caso porque es "una cuestión privada que sólo incumbe a Olga y a su familia".
"Sé que vivir en una UVI cuesta 24.000 euros al mes, por lo que ya he ahorrado mucho dinero al Estado", afirma Olga, que pide, al menos, dos enfermeras que se turnen para no quedarse sola.
Cartas con Ramón Sampedro
Esta historia recuerda inevitablemente a Ramón Sampedro. Ella se comunicó por carta con este gallego que quiso morir tras más de 20 años en silla de ruedas y, aunque comprende y respeta su decisión, intentó convencerle de que no se rindiera: "cuando Ramón logró su objetivo me alegré porque era lo que quería, pero me quedé triste por no haberle contagiado mis ganas de vivir", explica Olga a golpe de rotulador.
Esta mujer cree que cada persona es un mundo y no le gustan las comparaciones: "aunque mi situación física es peor que la de Ramón Sampedro, ya que él podía ver, hablar, comer o respirar y yo no, me parece que no todos tenemos la misma fuerza, las mismas circunstancias ni la misma fe ".
Carolina Gracia