viernes, septiembre 10, 2004

Correspondencia mantenida con Ramón Sampedro. ABC



Olga Bejano recibió hace años la visita de un sacerdote gallego que conocía a Ramón Sampedro. Le pidió que le escribiera para ver si ella era capaz de hacerle "recapacitar". Redactó dos cartas. "Además de tetrapléjica no puedo ver, ni hablar, ni comer, ni respirar; llevo 15 años de arresto domiciliario. A esto hay que añadirle dolores crónicos y fiebre casi a diario. Él me dijo que no podía entender cómo en esas condiciones yo quería seguir viviendo; le respondí que tenía tantas ganas o más que él de irme. Al contrario que él yo sí era creyente y quería que Dios decidiera cuál era mi día y mi hora, mientras tanto lucharía por conseguir la asistencia que necesito.

"Le propuse, ¿por qué en vez de luchar para morir no luchas para vivir?
Si yo me pasara como tú años y años tumbado en la cama, mirando al techo y dándole vueltas a la cabeza, creo que me volvería loca. Tú llevas así 30 años, que se dice pronto. ¡Y dicen que la mujer es el sexo débil! Pero tú estás demostrando ser un cobarde. Eso no se lo dije para hacerle daño sino para que reaccionara, pero él lo tenía muy claro. Añadí, ¿por qué no luchas por conseguir una vida independiente, personal que te cuide, una silla eléctrica que te lleve de paseo, un ordenador que puedas usar con la voz...? Y con esa voz tan bonita y esa cabeza tan bien amueblada incluso podrías trabajar en un programa de radio.

Me respondió malhumorado. "No quiero vivir ni con 20 enfermeras ni con todo el dinero del mundo. Soy una cabeza pensante pegada a un cuerpo muerto y así no quiero vivir".

Le respondí que le comprendía mejor que nadie, pero que no quería que se fuese porque era un ser excepcional".

"El día que se fue lloré de impotencia, pero me sentí feliz porque había conseguido lo que él quería. Yo nunca diré sí o no a la eutanasia, daré testimonio con mi vida, los hechos son lo único que cuenta. Respeto y entiendo a los que están a favor, yo sólo digo que no soy quién para imponer mis principios y mis ideas a nadie y el primero que nos hace libres es Dios".