viernes, septiembre 28, 2012
Dios me ama. Una mujer que ha sabido descubrir en la cruz el amor del Señor
Cuando tenía diez años, una monja joven de mi colegio me contó un chiste que me hizo mucha gracia y que ahora no me haría ninguna. Dice asi: "Estaba un niño en misa cantando El Señor hizo en mí maravillas, gloria al Señor... Al lado había otro niño, que el pobre estaba cojo, manco, cheposo y bizco; y le mira al niño guapo y le dice: Si contigo el Señor hizo maravillas, ¿conmigo qué hizo, experimentos?
Cuando me contaron ese chiste, era una niña preciosa, altita, delgadita, con una cara muy dulce, una melena rubia oscura y unos ojos grandes verdes preciosos. Por eso, el chiste me hizo gracia.
Ahora soy como el niño feo. Dios ha hecho en mí experimentos, estoy paralizada de la cabeza a los pies, incluida la cara. A esos ojos verdes les tienen que levantar un párpado para poder ver. Con mi boca no puedo hablar ni comer. Mis oídos van perdiendo audición. Todo lo que antes se movía, ahora está quieto. Sólo mi pensamiento va a la velocidad de la luz. Soy como una marioneta que consuelo a todo el que me ve.
Unos me dicen: "¡Cuánto te ama el Señor, eres un alma elegida!; y hay días que lo siento así.
Otros me dicen: ¡Pero cómo puedes creer en Dios! Si Dios existiese, no permitiría que un ser humano sufriera tanto como tú."
Cuando me quedo a solas, pienso en todas las muestras de amor que el Señor me ha dado y que me sigue dando. Cada una de sus maravillas, entre comillas, ha sido una muestra de amor que me acerca cada día más a su Cruz.
Cuando era un cisne, me pasaba el día viendo mi reflejo y admirando mi belleza. Al hacerme patito feo dejé de mirarme en cualquier cosa que reflejase mi imagen. En ese momento empecé a ver la Cruz, conocí al Señor y sólo a lo que se conoce se quiere. Al quererlo, entendí cómo Él me quiere.
Olga Bejano (5- 9- 2002)